Capítulo 43

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Narra Daniel

Miré a Nahu mientras estaba entretenido con su celular. Me acerqué a su cara y comencé a darle besos en la mejilla. Lo agarré de la cintura y lo acerqué a mí logrando que dejara su celular y me prestara atención. Hice un caminito de besos de su pómulo hasta sus labios. Nahu puso sus manos en mi pecho y jugueteó con el cuello de mi camisa mientras nos besábamos. Me separé de él unos minutos después, lo miré acariciándole la mejilla, me sonrió agarrando mi mano. Le di un corto beso y me acomodé en la cama como estaba antes. Él recostó su cabeza en mi pecho y siguió mirando su celular. Me puse a juguetear con su pelo mientras observaba su cara de concentración mientras escribía mensajes con una sola mano.

—Dani...

—¿Qué pasa?

—T-te amo...

Sonreí cuando escondió su cara en mi pecho. Me encanta ver su eterna vergüenza, lo hace ver demasiado lindo.

—Yo también, amor.

Lo abracé apretándolo contra mí lo más que podía. Sentí que Nahuel se aferraba a mi ropa devolviéndome el abrazo. Nos quedamos así, en silencio, disfrutando de nuestra tranquilidad. Amaba esos instantes en los que nuestros abrazos se volvían eternos; en los que el mundo se congelaba solamente para nosotros. Mientras enredaba mis dedos en su pelo acariciándolo, respiré profundo, llenando mis pulmones con su perfume. De repente, sentí que su celular vibraba contra mis costillas, haciéndome sobresaltar; no me había dado cuenta de que había quedado abajo mío cuando me moví para abrazarlo. Me separé de él y me levanté un poco para que lo sacara. Lo agarró y miró la pantalla, después volvió a mirarme.

—Es Cami.

Me acomodé al lado suyo, pero no volví a abrazarlo como antes. Mientras se entretenía en contestarle, prendí el televisor y me dediqué a buscar una película que fuera interesante. Puse mi mano debajo de mi cabeza y me centré en el televisor. Después de un rato, Nahu puso su mentón sobre mi pecho y me miró, le sonreí mirándolo con el rabillo del ojo, me sonrió también y recostó la cabeza en mi pecho.

—¿Cami dijo algo interesante?

—Solamente me estaba molestando...

—¿Si? —le acaricié el pelo—. ¿Qué te dijo?

—Si ya nos íbamos a casar, así me regalaba el vestido de novia.

Me reí haciendo que suspirara.

—Te verías lindo con un vestido de novia.

—N-no...

Volví a reírme, hundió un poco la cara en mi pecho. Jugueteé con un mechón de su pelo, enrulándolo alrededor de mi dedo.

—Me gustaría casarme algún día —dije casi en un suspiro.

—¿Si?

—Ajá. Sé que no llevamos mucho tiempo juntos, pero más de una vez pensé en casarnos y, por ahí, tener una familia.

Nahu me miró con las mejillas un poco rojas. No supe interpretar su expresión. Me sentí un poco nervioso; ¿le había molestado mi divagación? Volvió a recostar su cabeza en silencio. Puede que no esté listo para algo así, seguramente no había pensado en formalizar nunca; ¿en qué estaba pensando? Ni siquiera había tenido una pareja antes. Cuando lo besé por primera vez, ni siquiera sabía qué tenía que hacer.

—T-también me gustaría... —lo escuché decir con la voz temblorosa.

No iba a engañar a nadie, me sentí más que contento al escuchar esas palabras, sobre todo porque no las esperaba. Sinceramente, creí que no le gustaría la idea, que terminaría por negarse o, peor aún, dejándome por eso. Sonreí, lo separé de mí y me senté en la cama recostando la espalda contra el respaldo. Nos miramos unos segundos en silencio.

En su miradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora