Capítulo 36

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Narra Nahuel

Me fijé que tuviera todo en la mochila, miré el cuarto y suspiré. No tenía ganas de irme, pero papá me iba a pasar a buscar en dos horas. No quería volver a escuchar a mis papás pelear todos los días. Volví a mirar mi mochila, suspiré de nuevo y la cerré. De repente, sentí que Dani me abrazaba por la espalda, después, sentí que se apoyaba en mi hombro y me acercaba más a él.

—¿Todo listo? —asentí—. ¿Me dejás algo tuyo?

—¿Algo mío? ¿Para qué?

—Para hacer de cuenta que todavía estás acá —sentí la cara arder—. Si te molesta, no hace falta.

Abrí mi mochila, revolví las cosas, saqué la remera que había usado de pijama, me giré y se la di. Dani sonrió y me dio un beso corto.

—Gracias.

—También quiero algo tuyo. Te voy a extrañar mucho...

—¿Qué querés que te dé? —pensé unos segundos y me encogí de hombros. Dani sonrió, dejó mi remera en la cama y se acercó al placar. Sacó una camisa, me miró, sonrió y me la dio—. Quedate con esta, es mi camisa favorita —asentí, la doblé con cuidado y la guardé en mi mochila—. No quiero que te vayas...

—No quiero irme —suspiré y lo miré—. Me gustó mucho estar tanto tiempo con vos. En mi casa me siento solo ahora que siempre se pelean.

—Podés decirle a tu papá que te traiga cuando quieras o cuando te sientas mal —asentí.

Nos quedamos callados, mirándonos. No quería volver a mi casa ahora, no quería volver a escuchar las peleas. Me quería quedar con él, acá estaba tranquilo. Dani se acercó un poco a mí, me agarró de los cachetes y me besó. Correspondí poniendo mis manos sobre las suyas. Sentí que me acariciaba el cachete y se acercaba un poco más a mí. Bajó su mano hasta mi cintura y me empujó un poco hasta que quedé contra el escritorio. Se separó, me miró y sonrió. Después, me alzó y me sentó en la mesa. Lo miré sintiendo la cara arderme un poco.

—Voy a extrañarte mucho. Voy a extrañar tenerte cerca, abrazarte y besarte —se acercó a mi oído—. También voy a extrañar lo de la otra noche.

Sentí que mi cara entera ardía. Apoyé mi frente contra su hombro, él me acarició el pelo riéndose un poco, después me dio besos en el cuello, el cachete y el hombro. Nos quedamos así un rato. Él me acariciaba el pelo, mientras yo lo abrazaba.

—¿Nos acostamos hasta que venga tu papá? Podemos ver una película.

Asentí. Me ayudó a bajarme del escritorio, me agarró de la mano y me llevó hasta la cama. Nos acostamos. Me acomodé abrazándolo, mientras él prendía la tele. Después, buscó una película cualquiera, diciendo que, seguramente, no la íbamos a ver.

Después de los primeros cinco o diez minutos, Dani me besó y, hasta que el portero eléctrico sonó, no nos separamos. Los dos nos levantamos sin ganas. Él salió rápido para contestarle a papá, mientras yo agarraba mi mochila y revisaba el bolsillo de adelante, ahí estaba mi celular. Fui hasta el living, Dani estaba parado contra la puerta.

—Estoy listo, Dani.

Me miró, asintió, se separó de la puerta, la abrió y salió. Salí atrás de él cerrando la puerta. Bajamos y fuimos hasta la puerta, vi a papá parado en la vereda con las manos en los bolsillos mirando para un costado, seguramente para donde había estacionado el auto. Miré a Dani, él me agarró de la nuca, me acercó a su cara y me dio un beso corto.

—Espero que podamos vernos en poco... Te amo.

—Y-yo también... —sonrió, volvió a besarme y se separó.

En su miradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora