Capítulo 41

32 7 0
                                    

Narra Daniel

Hace un mes que estamos conviviendo con Nahu. Parecía estar más tranquilo después de todo lo que estuvo pasando. Lo miré mientras íbamos en el tren, estaba parado al lado de la puerta mirando por la ventanilla con cara de dormido. Me acerqué un poco más a él, lo tomé de la cintura y le besé en la mejilla, me devolvió la mirada con una sonrisa, pero, después, desvió la mirada a la gente que nos rodeaban en el vagón. Noté que se sentía un poco incómodo por las miradas indiscretas. Todavía no estaba acostumbrado a la reacción de la gente cuando nos besamos. Le agarré la mano y entrelacé nuestros dedos apretándola un poco. Volvió a mirarme un poco más tranquilo. Cuando llegamos a la estación, nos bajamos y caminamos hasta las escaleras para bajar del andén. Miré mi reloj cuando llegamos a la vereda, todavía tenía tiempo para llegar al colegio de Nahu y poder volver a la estación para ir al club. Caminamos unas cuadras alejándonos de la ruta que hacía Nahuel desde su casa antes de venir a vivir conmigo. Queríamos evitar a toda costa a su mamá. Cuando llegamos, Cami se acercó a nosotros para saludarnos. Miré a Nahu, le besé en la mejilla y dejé que los dos entraran a la escuela. Una vez que lo hicieron, volví a la estación. Miré mi reloj, todavía faltaba una hora para que entrara al trabajo, pero el tren normalmente tardaba a estas horas de la mañana. Me senté, saqué mi celular y lo miré, tenía mensajes nuevos, así que entré en WhatsApp y revisé quién me estaba hablando; era Lucas. Desde que trató tan mal a Nahu, no había vuelto a aparecer. Lo mejor sería leer lo que quería después del trabajo o durante mi almuerzo. Cuando el tren paró en el andén, me subí y me acomodé al lado de la puerta. No tardé en llegar al club y empezar mi jornada.

La mañana pasó lenta, a pesar de que el gimnasio estaba lleno. Cuando pude sentarme a comer, le mandé un mensaje a Nahuel. Él ya estaba en mi casa, su papá lo había dejado hacía un rato. Lo llamé para saber cómo estaba y si ya había almorzado. Hablamos unos minutos y colgamos. Me quedé mirando la pantalla del celular unos instantes. De repente tenía curiosidad por saber que era lo que quería Lucas. Me metí en su chat y leí los mensajes.

—"Necesito que nos veamos, por favor. Necesito hablarte de algo importante." —leí el siguiente—. "Sé que debés estar enojado conmigo por lo de tu novio, pero de verdad te necesito ahora."

Pensé un poco. No era buena idea que vaya a mi casa, no después de cómo llamó a Nahu, pero no quiero dejarlo solo ahora; boludo o no, sigue siendo mi amigo. Mañana tenía la tarde libre después del entrenamiento con los chicos de fútbol. Suspiré. Decidí que lo mejor era hablar con Nahu sobre esto. Bloqueé mi celular, lo guardé en mi mochila y volví al gimnasio para seguir con mi trabajo.

La tarde pasó tan lenta como la mañana. Tenía ganas de volver a casa con Nahu. Cuando se hizo la hora, junté mis cosas y me fui apenas saludando a mis compañeros. Caminé hasta la esquina, doblé y crucé el paso peatonal para subir al andén. Saqué el pasaje mientras tecleaba un mensaje para Nahu.

Llegué a mi casa un rato después. Subí las escaleras pesadamente hasta mi piso, abrí la puerta y entré llamando a Nahuel. Dejé unas bolsas arriba de la mesa y mi mochila en la silla, lo miré cuando apareció por el pasillo.

—Necesito preguntarte algo, amor —me acerqué a él, posé mis manos en sus mejillas y le di un beso corto—. Me ducho y te cuento mientras cenamos, ¿sí?

Nahu asintió, volví a besarlo, me separé y fui al baño a darme una ducha rápida. Salí ya vestido, fui hasta el comedor donde la mesa ya estaba puesta y la comida se calentaba en el microondas. Me acerqué a él y lo tome de la cintura sonriéndole.

—¿Qué querías decirme? —jugueteó con los botones de mi camisa.

—De Lucas, mi amigo. ¿Te acordás? —asintió—. Hoy me mandó un par de mensajes diciendo que necesitaba verme.

En su miradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora