Capítulo 102

Começar do início
                                    

- Que estaba más que enfadada contigo. Que no soporto que nunca me cuentes nada, que todo para ti sea más importante que lo nuestro. Que... parece que tienes tiempo para todos menos para mí.

- Eso no es así.

- No lo será, pero es lo que me haces sentir. Y yo te echo de menos, echo de menos momentos como estos. Te centras demasiado en los papeles y en los problemas y dejas a un lado a la gente que te quiere. Y si Adela no llega a convencerme...

- ¿Eso crees? ¿crees que no me importas tú ni los demás? porque yo tengo la impresión de pasarme todo el día pensando en ti y en esa gente que tú dices.

- Pensarás, no lo niego, pero no lo demuestras.

- Sabes como soy. Me cuesta... ser más abierta, me cuesta demostrar mis sentimientos.

- Sí, pero... deberías... hacer un esfuerzo.

- ¿Un esfuerzo? Un esfuerzo como cual.

- Mira por ejemplo... desde que hemos vuelto no has hecho nada por ver a Mara, ni a María José y deberías sacar tiempo para ellas... ellas también te echan de menos y... te dije que la niña está un poco rara y... no has sido capaz de ir a verla.

- Lo sé y... tienes razón. Esta semana prometo buscar un hueco e ir al campamento. Y... esta semana me será un poco difícil pero la siguiente, intentaré que podamos vernos un poco más.

- No se trata solo de eso y lo sabes. Se trata de todo lo que me ocultas.

- Vale. Ha llegado la hora de ponerse serias ¿no?

- Sí, nos ponemos, pero solo un poco – le guiñó el ojo y Natalia sonrió – y solo si te apetece hablar de ello.

- ¿Qué quieres saber?

- Todo.

- Bueno... no sé por dónde empezar...

- ¿Qué tal por lo de Javier? Adela ya me ha contado algo y la verdad, es que... no puedo creer que hayas hecho algo así por mí – le apretó la mano y apretó los labios en señal de aprobación.

- Haría cualquier cosa por ti – reconoció con vehemencia, sus ojos brillaron de una forma especial y la enfermera notó hasta qué punto Natalia necesitaba hacérselo saber.

- Cariño... - se inclinó hacia ella y la besó en los labios.

- Creí que me sería más difícil hablarte de ello pero... reconozco que no lo es – se mantenían cogidas de la mano y Alba sonreía satisfecha - No es que no quiera hablar contigo de mis problemas, claro que quiero, pero hay cosas que... me cuesta contarte y lo de Javier... estabas ingresada y no quería decírtelo porque pensé que te haría sentir mal pero... - escogía sus palabras y Alba escuchaba con atención – No es que haya mucho que contar, le pedí que me dejara entrar a verte fuera de horas y... puso sus condiciones y... yo las acepté.

- ¿Qué condiciones fueron exactamente?

- ¿Me vas a hacer repetirlo? Ade ya te lo ha contado.

- No con detalles.

- El Ministerio de Sanidad ofertó un programa de colaboración con la seguridad social para clínicas y hospitales privados, consistía en ocuparse de casos que la seguridad social no puede, casos de enfermedades complicadas o raras en las que no se invierte dinero y un tratamiento o determinado aparato cuesta tanto que no hay dinero para ello. Yo... nosotras, en su día decidimos invertir en ese tipo de campos, contamos con material y medicación para tratar ciertas enfermedades y eso cuesta un ojo de la cara, pero la inversión ya está hecha y los temeos ahí y presentarnos a esa colaboración y obtenerla implica que la seguridad social nos daría un dinero por cada paciente tratado. Vendrían de toda España y sería una puerta abierta para solventar nuestros problemas económicos y no me refiero a los casos de particulares con dinero, ellos van a parte, me refiero a cualquier persona que la seguridad social no pueda tratar. ¿Entiendes?

La ClínicaOnde histórias criam vida. Descubra agora