La Nieta de Dumbledore. (3)

Fiesta Frustrada.

Era el fin de semana de Halloween había llegado, Liliana se sentía muy alegre, desde que ese perro había atado a Crabbe, ni Malfoy o su pandilla se le había acercado. También, por aquel jardín secreto que crearon sus padres, no sabía a quién mostrárselo, pero tenía pensado mostrárselo a Blaise, su mejor amigo, a Cedric, Luca, Max y a Ginny en una ocasión que considerara aceptable.

— ¡Rojita, no sabes cuanto me voy a divertir en Hogsmeade! — dijo alegremente Blaise. — ¡El próximo año te llevaré de tour por todo el lugar!

Liliana sonrió, ¿Cómo le podría decir que ya conocía todo sobre Hogsmeade?

— Solo pido que me traigas por lo menos unos dulces o caramelos ¡O mejor aún, unas ranas de chocolate!

— Bueno... — rasco su nuca, un poco incómodo. — Sabes que no me gusta mucho gastar dinero, pero haré el intento.

— No seas tonto, yo te daré el dinero. — respondió Liliana sacando de su bolsillo unas monedas de plata. — Me devuelves el cambio ¿He? Y le preguntare a Theo y a quien sea cuantas valían, te conozco y sé que te quedaras con el cambio.

— ¡Oh! Lily, no sabes cuanto me duele tu frialdad y desconfianza hacia mí.

Blaise se hizo el dolido mientras ponía una cara de dramático y fingió desmayarse sobre el sillón de la Sala Común de Slytherin. Liliana no pudo evitar reírse.

— No te preocupes por este negro. — dijo Theo. — Lo cuidare bien.

— ¡Solo estás celoso porque yo soy muy crujiente! — Blaise le guiñó el ojo coqueto a un grupo de Slytherin que no quitaban la mira de él. — Y tu estas...

— Yo no diría que estás crujiente. — le corrigió a Blaise con una suave sonrisa. — Yo diría que estás quemado.

— Celos, Celos, Celos... — dijo Blaise sin enfadarse y se levantó. — Es lo único que tienes por mí, por ser tan guapo. Pero no es mi culpa serlo. Es el mundo, que aún no está preparado para ver a una belleza como yo.

— El más guapo de todos, Blaise. — dijo Liliana sacando su libro de transformaciones y se dispuso a leerlo.

— Vez, hasta mi mejor amiga no puede con mi belleza.

— ¿Tu belleza o tu idiotez? — preguntó Nott con los ojos en blanco.

— Repito Theo, estas ce-lo-so.

— Ya, lo estoy. — Nott agarró a Blaise por el cuello. — Mejor vamos a la fila, o vamos a perder.

Después de un tiempo, Liliana decidió ir al despacho de padre, como acostumbraba todos los fines de semana, siempre iba para pasar desapercibida y adentrarse por un pasadizo secreto, para ir a ver a Vihmakir y hacerle compañía.

Tocó la puerta y espero, y espero.

Pero nadie le abrió, sabía muy bien que si no le abría era porque no estaba o realizaba una poción muy peligrosa. Al final fue su primera suposición, no estaba en su despacho, lo vio acercarse con su distintivo paso, haciendo que su capa se moviera de una forma elegante pero apresurada.

— ¿Necesitas ir a verlo? — pregunto.

— Si, la semana pasada no podía por las tareas. — explico y Severus abrió la puerta, adentro se pudo ver un caldero hirviendo. — ¿Qué poción estás haciendo, papá?

— Es una poción de....

Liliana empezó a examinarlo y lanzó un chillido lleno de sorpresa, luego miró a su padre con los ojos brillosos.