Secreto.

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Unos días después ya era el día en el comienzo del partido de Quidditch, había hablado con Flint sobre ocupar el puesto de Malfoy como buscadora de Slytherin, pero Flint era un completo idiota, la había rechazado solo por ser una mujer, siendo que, en los otros equipos de las casas, las mujeres podían participar de lo mas bien.

De no ser por él, habría más vacantes y reemplazos en Slytherin, porque había un grupo extenso de chicas que deseaban jugar. 

Liliana caminaba por los pasillos bien temprano por la mañana, aún no se le bajaba el enojo con Flint. Ni si siquiera, la había permitido subirse en su propia escoba para demostrarle lo buena que era, entrenaba día y noche con Madame Hooch o escuchaba las tácticas de la profesora McGonagall cuando ella jugaba.

Llegó al Gran Comedor y vio a Dumbledore mirar el techo nublado. — Te has despertado muy temprano. — dijo Dumbledore con tranquilidad. — ¿Te parece acompañarme con una taza de té?

Liliana lo pensó un poco y luego asintió con la cabeza, Dumbledore hizo aparecer unas galletas con chispas de chocolate y dos tazas de té ya servido y listo para beber. Se sentaron y tomaron en silencio.

— Lamento molestarlo cuando tiene que buscar a Black.

— No es nada de lo que te debes de preocupar. — dijo Dumbledore, acariciando su larga y plateada barba. — Pero, de casualidad, ¿Has visto algo extraño?

Liliana lo miró sorprendida por unos segundos y negó con la cabeza. — Le prometí a mi papá que si lo llegaba a ver correría donde algún profesor y le contaría.

— Bien, — repuso mientras tomaba otro poco de té. — Black es una persona muy peligrosa, cuando fui a su juicio él mismo declaró que había sido su culpa de que la familia Potter hubiera muerto. Así que te pido que tengas cuidado, él sabe muchas cosas Lily.

— ¿Cómo dónde está Voldemort?

— Si, también está la posibilidad de que sepa dónde está Voldemort. — aseguró sus ojos se oscurecieron levemente. — Aun así, quería pedirte que vigiles a Harry y si ocurre algo, hables con los profesores, no vayas a atacar o hacer una imprudencia que luego lamentes.

Liliana lo miró con seriedad. — ¿Está diciendo que Sirius Black va tras Potter?

— ¿Quién más crees que un seguidor de Voldemort iría a matar si viniera a Hogwarts? — preguntó mientras que sus ojos cada vez se hacían más oscuros. — Aunque Voldemort este con un cuerpo débil, algunos de sus seguidores siguen su causa, otros, solo viven su vida como si nada porque no le tienen lealtad, si no miedo.

— Cierto. — dijo entre dientes. — Tengo que admitir que Black es un mago increíble, burlar la seguridad de Azkaban y también la de Hogwarts hasta llegar aquí sin ser visto por nadie... ¿Cómo es que lo ha logrado?

— Black ha sido muy bueno en escaparse de sus cometidos o travesuras desde muy joven. Y por desgracia nuestra, tengo la sospecha de que conoce el castillo como la palma de nuestras manos.

— No haré nada sin decirles a los profesores y mantendré en la mira a Potter. — prometió Liliana mientras dejaba su taza de té sobre la mesa.

— Bien, eso me deja más tranquilo. — sonrió Dumbledore sacando una caja envuelta. — Me preguntaba, ¿Si podrías ir a dejar esta caja donde es profesor Lupin? Desde ayer que no sabe de la torre de los profesores.

— Claro. — agarró la caja y salió del Gran Comedor para la torre de los profesores. — Nos vemos.

— Ve con cuidado.

Desde muy joven, acostumbraba a ir a la torre de los profesores, allí para hablar con la profesora Trelawney, quien le enseñaba a hacer atrapa sueños o con la profesora Babbling, cuando le tejía un nuevo suéter para el invierno, o también, cuando iba a jugar con los profesores a las escondidas en el verano.

La Nieta de Dumbledore. (3)Where stories live. Discover now