La Nieta de Dumbledore. (3)

Un perro negro.

Ya eran los comienzos de octubre y las clases iban relativamente bien, le fascinaba la clase de DCAO donde era dinámica. En lugar de solo mostrar o escuchar historias por los libros permitía que estudien frente a aquellas criaturas e intentar combatirlos por su cuenta.

Pero al parecer su padre odiaba que Lupín diera aquella materia, aunque parecía más que odiaba a Lupin por cómo era él. No lo entendía, Lupin, era un hombre humilde, comprensivo y amable.

Suponía que era por el Boggarts que tuvo Longbotton, que era él y el profesor Lupin le dio la idea, de vestir a su boggarts como su abuela.

Liliana observaba la laguna del lago negro mientras terminaba su tarea de Astronomía. Más que un dementor pasaba por el cielo oscuro y lúgubre, parecía que el sol no quería salir a causa de esos seres. Cerró su libro, una vez que había terminado y estiró los brazos, sus ojos se cerraron y escuchó nuevamente aquellos gritos de su boggart, aun no lo entendía.

¿Era solo un recuerdo que le generó un trauma?
¿O era que en realidad le temía ese recuerdo en el bosque, donde escuchaba los gritos de todos los magos y brujas que pasaron por la guerra?
¿O tenía miedo de ella misma y de lo fuerte que podría llegar a ser en el futuro?

— ¡He, Rojita! — se escuchó un grito a lo lejos, Blaise corría hacia ella. — ¡Adivina que!

— ¡Repites el año y te quedas en mi curso!

— ¡No, mi mamá me mataría! — dijo un poco pálido, luego se sentó. — El primer fin de semana de octubre iremos a Hogsmeade. Ya lo han anunciado.

— Iras. — corrigió sonriéndole con tranquilidad, mientras guardaba su pluma. — Yo aun no puedo ir.

— Cierto. — carraspeo la lengua. — ¿Pero si le pides permiso a tu papá?

— Últimamente, está de mal humor y no sé por qué, ya le pregunté, pero me dice que no es nada de lo que me tenga que preocupar.

— Debe de ser algo... — dijo pensativo y espéculo. — Tal vez sea por ese loco. Por Black, aunque no lo culpo, yo también estaría así.

— O por los dementores. — espéculo. — Pero siempre mira mal al Profesor Lupin.

— ¿Al de defensas oscuras? — pregunto mirando el lago y una sonrisa burlona apareció. — Siempre los Slytherin hacen comentarios fuera de lugar en contra de él por cómo viste, con su túnica remendada y raída, no puedo evitar reírme, son muy graciosos. Y ese profesor no les hace nada, ni siquiera los castiga quitando puntos a su casa.

Liliana puso los ojos en blanco. — Tal vez no vista bien, pero hace clases excelentes.

— Nunca dije que eso no era verdad. — aclaró mientras se apoyaba en un tronco caído. — ¿Pero el próximo año vas a obtener ese permiso? ¿Verdad?

— Claro que... — hizo una pausa. — Tal vez sí. — dijo casi sin vacilar bien sus palabras. — Aunque creo que dependerá en el momento en el que se lo pida.

— También hago eso, yo le digo a mi mamá en los momentos que ella está contenta, así pasa desapercibido.

Liliana se rió y dijo. — Eres un pillo.

— Y con mucha honra ¿He? — sonrió de lado. — Oye, tengo que hacer mi tarea con Theo.

— ¿Quieres decir que Theo haga el trabajo y tú solo observes?

— ¡Hey! yo le digo, si falta una coma o un punto. — dijo orgulloso. — Además le cuento sobre los chismes que ocurren en Hogwarts, y vaya que le interesa.