Amenaza.

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La ciencia humana consiste
más en destruir errores
que en descubrir verdades.

Sócrates.

Era la época de Halloween, día en el que la familia Potter fue asesinada a sangre fría, día en el que El Señor Oscuro había desaparecido después de tres años de paz para todo el mundo.

Severus caminaba a su despacho a paso muerto, se había marchado de la fiesta de Halloween sin que nadie se percatara, y sin que nadie lo extrañara.

"Estoy cansado de vivir así, cada vez que camino por esos pasillos lúgubres, la recuerdo caminar a mi lado, cada vez que voy a tomar aire recuerdo el día en el que se terminó todo, cuando voy a Hogsmeade recuerdo como cometí el peor error de mi vida. Aún con todos mis intentos de protegerla a la distancia y aceptar que perdí, no la podré volver a ver jamás."

Pensó con los ojos inexpresivos, cada año, la culpa lo comía por dentro, se torturaba a sí mismo, día y noche, sin que nadie lo pudiera salvar de aquel tormento. Severus acomodó en su sillón cansado, no tenía ánimos de hacer nada. 

"Odio estar siempre solo, solo quiero morirme de una vez..."

«¿Papá?» se escuchó la voz de una niña pequeña cargando un peluche de un conejo blanco de ojos grises mirarlo desde su cuarto.

"No, Lily, estoy cansado" Severus cerró los ojos fingiendo estar dormido, se torturaba a sí mismo al verla. Era la viva imagen de su único amor desde la niñez, la hija de Lili. "No puedo estar contigo ahora..."

«Papá...» dijo frustrada. «Sé que estás durmiendo, pero estoy aburrida, y no puedo jugar con Fang porque es muy tarde...»

Severus no contesto, Liliana se acomodó en sus piernas sujetando su peluche y le dio una palma suavemente en su pecho.

«Luna, Luna. Por favor cuida a mi papá para que descanse. Conejito, conejito, por favor, protege a mi papá para que nada malo le pasé.» dejo al otro extremo el conejo, luego abrazo a Severus. «Estrellitas, estrellitas, por favor iluminen a mi papá, para que así, pueda ser feliz. Oh, Merlín, permite que mi papá siempre pueda estar conmigo y pueda decirle siempre, lo mucho que le quiero.»

Severus se mantuvo callado, sintiendo la calidez de la niña en su pecho, durmiendo apaciblemente. "Lili" Soltó unas lágrimas sigilosas. "Tuviste una hija maravillosa, me hubiera gustado que la vieras crecer." Tomó unas mantas y la tapó, mientras la abrazaba. "Por favor, que nadie me la quite, es la única que me quita mi dolor. Es mi escape de esta maldita soledad."


Severus regreso a la realidad y observó a la chica, ya crecida y con 12 años de edad, quien leía un libro de pociones mientras tenía un caldo prendido, sintió su mirada y sus ojos se encontraron, ella movió su cabeza curiosa a un lado para verlo mejor.

— ¿Estás bien, papá? — preguntó preocupada. — Has estado más callado de lo usual desde la mañana.

— Si. — contestó. — Pero creo que le falta un poco más de...

— Jugó de sanguijuela ¿No? — dijo mostrando aquella sustancia entre sus manos. — Solo me faltan unos minutos y le agrego, ya lo tengo todo preparado.

— Cómo siempre. — sonrió complacido. — Harás una poción perfecta.

— Gracias papá. — sonrió un poco apenada. — Aunque no es mucho, solo es lógica y precisión en medir los ingredientes y saber cuándo hay que ponerlo al caldo.

La Nieta de Dumbledore. (3)Where stories live. Discover now