Capitulo 2

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*Antes de empezar con la continuación del capítulo, quiero comentarles que aveces wattpad desorganiza o separa las oraciones o párrafos de la lectura (trataré de arreglar todo lo más que pueda) , así que pues nada espero que aún así puedan leer a gusto:( ...*

—¿Se acuerda de mí? La semana pasada le compré un vestido de la década del  cincuenta…

La mujer levantó la cabeza de la maraña de papeles que tenía sobre el mostrador, se bajó los anteojos hasta la punta de la nariz y me miró.

—Claro que me acuerdo. Te llevaste el vestido amarillo de organza. Y lo querías para un baile. ¿Ya lo usaste?

—Todavía no. El baile es el sábado que viene. Ahora estoy muy ocupada con una monografía para Historia. Por eso vine a verla.

La mujer me pidió que me sentara y me escuchó con atención. Era de lo más
amable. Yo había estado casi una semana entera elaborando un plan de acción para investigar lo de la carta, y los primeros pasos debía darlos necesariamente en el lugar donde había comprado el vestido. Eso sí, de ningún modo le iba a contar a la mujer lo de la carta. Con la experiencia que ya había tenido con mi familia, suficiente.

Lo que se me ocurrió no era para nada disparatado. Simplemente, dije que tenía que hacer una monografía para el colegio, que consistía en investigar la historia de algún objeto. Y a mí, por supuesto, se me había ocurrido rastrear nada menos que la historia del vestido. La mujer me miraba fascinada; me dijo que le parecía un trabajo interesantísimo y que me iba a ayudar en todo lo que pudiera.

—Lo que tengo que hacer es rastrear estos cuarenta y pico de años que tiene el  vestido, yendo de adelante hacia atrás. Empiezo por usted, que me lo vendió, y termino con la primera dueña, la que se lo hizo en el cincuenta y ocho.

—¿Cómo sabés que fue en el cincuenta y ocho? —preguntó la mujer, mirándome con curiosidad.

Me mordí la lengua. Estuve a punto de meter la pata así porque sí. Le expliqué
que mi mamá tenía una foto de cuando era chica, en la que aparecía con un vestido casi igual al que yo había comprado; y la foto era de 1958.

—Sí, más o menos debe ser ese el año. Tu mamá tendrá mi edad, por lo que veo. Yo también tenía vestidos así cuando era chica…

«Otra vez la nostalgia», pensé al ver que la mujer ponía la misma cara que puso mamá cuando le mostré el vestido.

—¿Usted dónde lo compró? —pregunté de repente, mientras sacaba de mi
mochila un cuaderno y una lapicera, dispuesta a anotar cualquier cosa, importante o no, que me dijera la mujer.

—Aquí mismo. Me lo vino a ofrecer, junto con otras cosas, la hermana de una amiga mía que tenía una casa de antigüedades en San Isidro. El año pasado liquidó todo porque se fue a vivir a España.

—¿Había alguna otra cosa de la misma época del vestido? —pregunté,
imaginando locamente no menos de media docena de vestidos más, todos con cartas escondidas en el dobladillo.

—No. Lo demás eran cortinas, manteles y una alfombra.

«¿Y ahora qué?», pensé. De ningún modo iba a permitir que ahí se terminara todo. Pero no me imaginaba cómo seguir. La única persona que podría darme una pista sobre el origen del vestido vivía en España… ¿Qué hacer? Me quedé con la mirada fija no sé dónde y la lapicera en el aire, sin saber cómo seguir. Y ahí nomás, como si me hubiera leído el pensamiento y haciéndose cargo de mis dudas, la mujer del negocio me dijo:

Octubre, un crimenOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz