Capítulo 14. "Silencio"

666 58 36
                                    

Capítulo 14.
Jason Beaumont.


—Al que no me traiga ese ensayo mañana estará reprobado —gruñe el profesor Bell—. Trabajad flojos.

Es lo último que dice antes de salir del aula. Menudo profesor más aguado me ha tocado para historia.

—Chúpeme las bolas, viejo estúpido —murmura Cyril al girar su silla y quedar frente a nosotros.

—Eres tan respetuoso, Cy —ironiza Sierra a mi lado.

—Es que ese viejo es un dolor de huevos —resopla—. Ni siquiera ha dado la clase por estar regañando al tío de enfrente.

—En el tiempo que llevo aquí nunca le he visto dando una clase —me rio.

—Nosotros llevamos tres años aquí y nunca nos ha dado una clase completa —Sierra alza las cejas.

—¡Tendremos libre antropología! —grita un chico desde la puerta.

Genial, hora libre. Todos los del salón están muy entretenidos en lo suyo; charlando en grupo, algunos haciendo llamada, otros están durmiendo sobre la mesa y una pareja se está comiendo al fondo.

Por el momento nosotros estamos sentados y quejándonos del profesor. Cyril me cae bien, me lo presento Sierra días después de que charláramos en la cafetería. Es como una mezcla de Ted y Landon. La diversión de Ted y el sarcasmo de Landon.

—Sacare el ensayo de internet —Cyril se encoje de hombros.

—Avísame de que página lo sacaras para no usar el mismo —sonríe y choca puños conmigo.

—Cuando estéis reprobados por copiarlo de internet me reiré de vosotros dos —advierte, divertida Sierra.

—¿Y qué hay de ti? No sabes nada del tema —alzo las cejas.

Abre la boca para defenderse, pero Cyril le gana la palabra.

—Le coqueteara al cerebrito del grupo para que le haga el ensayo —se carcajea.

Sierra a mi lado se pone roja.

—¡Solo fue una vez! —chilla.

—¿Y qué paso? —hablo entre risas.

—¡La mando a la mierda! —el de enfrente se burla de ella y sigue carcajeándose—. Según él era demasiado plana como para hacerle ese favor.

—Así que quería que le pagases con algo sexual... —alzo las cejas y el carmesí no ha abandonado su rostro.

—Oh, espera, lo mejor vino después —aclara Cyril.
Frunzo el ceño y miro a Sierra.

—¡Lo golpee en el rostro! Claramente eso hice, le coqueteé en plan una cita o un beso en la mejilla —mueve las manos al aire, explicando.

—Pues él tenia el plan de comerte las tetas —el pelo chino no para de reír.

—Y el muy asqueroso cada que me ve lo hace con desprecio —hace un mohín de indignación—. Menudo idiota.

Lugar En Mi  Where stories live. Discover now