Capítulo 41

2.8K 246 53
                                    

No le miré, no quería darle la satisfacción de que supiera que tenía miedo, porque se pensaría que le tenía miedo a él, pero en realidad tenía miedo de lo que le pudiera pasar a mis amigos.

Se paseo por delante de nosotros con lentitud, su silla de ruedas iba con motor, así que frenó delante de mí.

- Levántate, hija mía.

- Aquí ni hay ninguna hija tuya. - respondí con sequedad.

- Vamos, no me obliques a levantarte yo mismo.

- Ya has intentado matarme una vez, por otra más no creo que pase nada.

Su risa resonó por toda la casa, me ponía los pelos de punta.

- No intenté matarte, qué dramática, te salvé de la vida que habías escogido, eres inestable Samantha, necesitas que alguien te guíe.

No hablé, no era necesario seguir hablando con ese degenerado mental.

Pero él continuó:

- ¿Cuál era tu plan? ¿Matarme y qué? Toda la policía se te echaría encima cariño, tú eres igual de culpable que yo, tú eres la propietaria de varios de mis negocios, así que no entiendo qué pensabas que pasaría, estas cosas no desaparecen por arte de magia, yo las hago desaparecer.

- Señor - habló uno de los guardias, acercándose al oído de mi padre.

Caspian asintió y el otro se alejó, volviendo a su puesto.

- Cuando eras una niña siempre escondias todo lo que te daban, hasta el punto en el que a veces me encontraba zapatos de tacón diminutos en los cajones de mi escritorio, los de tus muñecas y nunca entendí porqué, pero creo que esta vez te has pasado de la ralla ¿no crees? - se acercó a mi cara hasta el punto que su aliento con olor a puro acababa en mi cara - ¿dónde está tu madre?

No pude hacer otra cosa que reírme de él. Es que de verdad pensaba que por acordarse de algo de mi infancia le diría algo, qué patético.

- Cariño, si no hablas tendré que mataros, me habéis tomado por estúpido, pero sé perfectamente todo lo que habéis estado haciendo, tengo ojos y oídos en todas partes, nunca te olvides...

Algunas risas se escucharon por el círculo de hombres que nos rodeaba.

Caspian continuó:

- No fue muy inteligente marcharse a toda prisa de Roma y is aconsejo que nunca os fieis del FBI, pueden haber polis corruptos.

Se paró entre Hades y yo, nos miró alternativamente y cogió la barbilla de él sin cuidado. Yo en seguida me moví hacía allí para que le soltara.

- No le toques. - gruñí.

Le miré a los ojos enfadada, hervia de ira por cada golpe que tenía Hades em su cuerpo, por mi cicatriz, por Annie y sus hermanas, por la familia de Hades, por Júpiter y todos los que estoy segura de que ha matado Caspian y que nadie sabe. Si alguien podía deshacerse de este cabron, era yo.

Me sonrió, fijándose en mi cara de cabreo y habló:

- Supongo que es cierto lo que dicen, detrás de un hombre hay una gran mujer.

Negué con la cabeza, sin dejar de mirarle a los ojos y, escupiendo cada palabra, le respondí:

- No tengo ni idea, yo nunca he estado detrás de un hombre.

Su risa volvió a rebotar en todos sitios, se alejó de nosotros y una mano me cogió por el brazo para volver a ponerme en mi sitio.

- Nunca te hemos criado para que fueses una líder, pero igual sí debimos hacerlo, así ahora no estarías arrodillada ante mí con esos a los que llamas amigos.

20cm InolvidablesOù les histoires vivent. Découvrez maintenant