Capitulo V: Un secreto revelado (II/III)

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—Sí, sí, claro que lo sé, pero tengo que intentar esto, Erika. Si este libro me hace una hechicera poderosa, entonces yo... —Ella no me dejó terminar.

—¡Soriana, estás obsesionada! Eres la mejor de nuestra clase, ya eres una formidable hechicera y serás una magnífica reina.

Yo suspiré agobiada y dejé salir lo que me torturaba desde siempre, mi mayor miedo.

—Sí, pero nunca seré tan buena como ella. No sabes lo que es vivir a la sombra de tu propia madre, que te comparen todo el tiempo y que siempre salgas perdiendo en esa comparación.

Mi amiga me miró, indulgente y acarició mis cabellos.

—¿Quién piensa eso? ¡Solo tú lo crees! Por donde quiera que yo voy, lo único que escucho es lo hermosa que es nuestra princesa y la gran expectativa que tienen todos de que seas una gran soberana.

Me zafé de su abrazo ya a punto de llorar.

—¿Y si no lleno esa expectativa? ¿Y si me convierto en un desastre, la peor reina de la historia?

Los ojos de Erika me miraron con benevolencia, ella me sonrió.

—Eso jamás va a pasar. Sería imposible, como si el Ulrich se secara o como si los alferis nos invadieran. No seas tonta y mejor olvídate de ese libro venenoso. —Yo asentí y le sonreí no muy segura de cumplir lo que ella me pedía.

—Mejor cuéntame algo —pidió ella con sus ojos miel llenos de picardía— ¿Qué te parece Gerald?

Yo la miré extrañada y me hundí de hombros antes de contestar.

—Agradable. ¿Qué clase de pregunta es esa?

—¿Qué tan agradable?

La miré con sospecha, ¿qué esperaba que le contestara?

—Normal.

—¿Normal? El dreki es muy atractivo, muy desenvuelto y creo que tú le gustas. —Después de escuchar sus disparates, me atraganté con la saliva.

—¿Yo? ¡No lo creo! ¿Por qué le gustaría? Casi ni nos conocemos.

Ella me miró con las cejas enarcadas.

—No tienes que conocer a alguien profundamente para que te guste. Además ¿por qué no le gustarías? Eres bonita, inteligente y la princesa de Augsvert. Ya ves cómo te ayudó cuando te envenenaste con el libro, fue él quien te salvó. Estoy segura de que se dio cuenta de que hacías algo prohibido y no ha dicho nada por no dejarte en evidencia, lo cual habla de la nobleza de su corazón. Para mí es evidente, le gustas.

Me reí a carcajadas de la absurda idea de Erika.

—Dentro de poco cumplirás diecisiete años y oficialmente buscarán un marido para ti —continuó ella hablando.

—¿Y? Todavía falta mucho para eso.

—A lo mejor para matrimonio sí, pero no para un compromiso. Y, bueno, conociendo a tu madre es mejor que vayas teniendo algunos candidatos en mente antes que ella escoja por ti, ¿no crees?

La verdad, no había pensado en eso. La sola idea de casarme hacía que las náuseas regresaran.

—¡No me gusta Gerald!

—Claro, porque te gusta otra persona. —Y de nuevo puso esa cara de suspicacia y picardía, como si ella conociera un secreto para mí desconocido.

—¡No me gusta nadie, Erika!

Ella achicó los ojos dudando de mi respuesta.

—No Gerald, pero sí otra persona. ¿Si te gustara alguien, me lo dirías?

Augsvert II: El exilio de la princesa (Completa)Where stories live. Discover now