O4

1.5K 237 162
                                    

Narrador: Protagonista

Inmediatamente, me alejé del balcón, extremadamente apenado y seguramente, ruborizado. Toqué mis mejillas, estaban calientes de la vergüenza. Él me vio. Lo supe con certeza cuando lo primero que el tal JaeMin hizo al mirarme fue sonreír.

Sí, sonrió. Esa sonrisa no era normal. No una sonrisa amable. Tampoco sarcástica o burlona. Era una sonrisa sin sentido. Lo único que generó fue que mis nervios empeoraran.

Fui hasta la cocina, maldiciendo y azotando mis pies a cada paso que daba. Enjuagué mi rostro con agua fresca, el rubor bajó un poco cuando me miré en el espejo que está en la sala.

Me di varios golpes mentales, es que fui tan tonto. ¿Cómo pude dejar caer los estúpidos binoculares? Copito torpe. Y yo también.

¿Y sí me descubrió? Es decir, me tomó con las manos en la masa, es obvio que lo sabe, aunque no sabe qué estaba viendo. No sabe si lo espiaba a él, o sea, no soy tan obvio.

Suspiré, cansado por haber estado de cuclillas en el balcón, me tiré al sillón. Descansé por unos minutos, hasta que…

Ding, dong, ding, dong

El timbre del departamento sonó…

Mi oxígeno se vio casi atascado en mi interior por el temor. ¿Y si era JaeMin? ¿Qué diría? Rápido, inventa algo. Repitió mi mente.

Con mi mano temblorosa, giré la manilla de la puerta mientras mordía con vehemencia mis labios.

Me tranquilicé un poco, pero todo se fue al carajo cuando la persona que apareció enfrente mío era el mismo JaeMin, de espaldas a mi. Entonces, el giró para mirarme de pies a cabeza, tomar mi mano, abrirla y entregarme los binoculares en mano, estaban… rotos.

¿Por qué las manos de este tipo siempre estaban frías? Eso me estremecía por completo, ni mis manos eran así de frías.

—Se te cayó esto. —soltó mi mano.

—Oh… gracias —rasqué mi nuca con mi mano libre—. A veces… —carraspeé, me estaba mirando muy directamente a los ojos—, a veces suelo mirar la ciudad desde aquí arriba —señalé mi balcón, detrás mío, con mi pulgar. El seguía observándome de esa manera, bajé mi rostro—. Me gusta ver lo que sucede en la ciudad. —reí, nervioso.

Él volvió a inspeccionarme y se encogió de hombros.

—Supongo que, ya no podrás seguir espiando…

Exalté mis ojos. ¿Acaso…?

—Tú… —levanté mi mirada, y lo señalé.

—La ciudad. —aclaró, alzando la comisura de sus labios un poco.

—Ah —reí sin razón y él me observó con extrañeza—. Sí, por supuesto, la ciudad. Es linda. Aunque no diría que es espiar. Solo me gusta ver todo de cerca. Eso es…

—Adiós, Huang. —dio media vuelta, caminó por el pasillo hasta desaparecer de mi vista. 

Cerré la puerta y me escurrí, sosteniéndome sobre la misma hasta quedar en el suelo.

—Eso fue horrible. —cerré mis ojos con fuerza y negué muchas veces.

Alto ahí, ¿Cómo sabía mi apellido?


🌆

ChenLe carcajeó escandalosamente. Burlándose claramente de la persona más estúpida dentro de esa habitación.

departamento 119    [renmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora