~Seams~ (Mitsuya x Tn) -FINALIZADA-

Parte 5 -Coincidencias-

[A la mañana siguiente]

T/n salió de casa como un día normal, esa noche había dormido un poco mal pensando en el bochorno que pasó por la situación en el club de economía domestica. No tenía ni idea de como salir de esa situación que ella misma se había buscado ¿ahora como iba a asomarse por el club? ¿tenía que despedirse de entrar en el mismo? muchas preguntas le rondaban la cabeza cuando vislumbró a lo lejos a sus dos amigas que la esperaban en el final de la calle.

T/n como fue ayer? Cuentamos todo! No sabía que Mitsuya, el chico de la clase B de nuestro año era el presiden...-La chica las miró molesta por un momento para luego hacer un puchero.-

- La cagaste verdad? -exclamó Ino tras un suspiró y le ofreció un abrazo a lo que ella correspondió haciendo un poco de drama exagerado. Durante el camino a clase estuvieron hablando de lo que sucedió mientras T/n les recriminaba una y otra vez a sus amigas que si no se hubiesen ido eso no habría pasado. Al llegar al instituto procuró entrar a clase directa sin pasar por la puerta de la clase B para  evitar el peligro de cruzarse con aquel chico ya que no sabía que decirle. La mañana pasó como otra cualquiera hasta llegar la hora de gimnasia que era la ultima antes del descanso para comer.

 Tras la clase vio que algunas de sus compañeras se amontonaban en la puerta de salida en dirección a los vestuarios. Ella con toalla y botella de agua en mano, extrañada se acercó ya que tenía que pasar por allí de todos modos y no entendía el por qué de tanto revuelo. Al estar cerca y sortear a las estudiante notó que entre todas las cabezas una llamaba la atención por encima de las demás ya que era de un color lilaceo. Antes de poder escabullirse ya había hecho contacto visual con el chico y este le estaba saludando con la mano.

- ¿estas ocupada ahora? - Le preguntó y ella negó con la cabeza temiéndose que le dijera algo como "ayer te fuiste de mala manera no queremos tener a alguien así en nuestro club". El joven la esperó hasta que se cambiara y fueron a hablar al aula del club de economía domestica. Estaba vacío, por lo visto ese día ninguna de las integrantes necesitaba adelantar tarea.

- Estuve hablando con las chicas del club y tanto a mi como a ellas nos pareció una buena idea invitarte a unirte. Los detalles que viste en la chaqueta demuestran que sabes coser y eso nos sería muy útil para las labores mas complicadas ya que hay muchas integrantes que aun no tienen tantos conocimientos. -Mientras decía aquello se sentó en su banco de trabajo a descoser el bajo de un pantalon.-  Ademas tus medidas rompen con lo que acostumbran a confeccionar... si te fijas, todo los maniquies parecen chicas...-Se interrumpió por que se dio cuenta de que parecía que la iba a ofender diciendo que era un poco mas alta y corpulenta que una estudiante asiática promedio. Después de rodearse de tantas chicas sabía que hacer comentarios sobre el físico de alguna de ellas sin tener cuidado podía desencadenar una mala interpretación.

-Lo que intento decir es que nos vendría bien que te unieras al club y ademas tu ayuda para hacer de modelo o al menos tomar tus medidas para elaborar un maniquí nuevo. - Dejó en la mesa lo que estaba descosiendo y la miró a los ojos con una expresión relajada, serena, como si la conociera de siempre y hablara con una amiga. 

Al principio T/n se iba a negar, ella no quería ser el centro de atención y mucho menos que alguien la tomara como modelo para prendas. Nunca había sido modelo de nadie a excepción de si misma y su madre pero le estaba mirando tan decidido con esos ojos claros y calidos que sin darse cuenta estaba empezando a ceder. Tras pensarlo un poco detenidamente aceptó formar parte del club, "mi objetivo es confeccionar prendas y conocer gente nueva no? Pues que mejor sitio que un club lleno de chicas" se dijo a si misma aun que eso supusiera tener que enfrentarse a su miedo de que la miraran demasiado. 

Durante los siguientes minutos antes de que el descanso para comer terminara estuvieron hablando sobre la chaqueta que Mitsuya estaba haciendo; por lo visto había hecho dos iguales y eran para sus hermanas pequeñas. T/n tenía curiosidad por saber mas acerca del chico pero prefirió no preguntar para no estropear la conversación y se limitó a escuchar lo que él tenía planeado dibujar en las chaquetas de las niñas mientras tomaba su almuerzo. Una vez acabado el descanso cada uno tomó su camino hacia su aula y no se volvieron a ver en las horas lectivas, nisiquiera era día de club por lo que cuando las clases terminaron ella se marchó a recoger de casa de Baji a su hermano.

Ese día en vez de encontrárselo en su casa fue de camino a la misma en un aparcamiento y Baji le ofreció llevarla en moto. Llevaba puesto el uniforme de la Toman e iba junto a un chico rubio que se presentó como Chifuyu. Al llegar estuvieron hablando un rato ya que T/n les preguntó por su ropa. 

- Ya te dije que la Toman es la mejor pandilla de Tokio pedazo de lerda, obviamente tenemos uniformes para diferenciarnos del resto de pandillas que son basura. He cumplido con lo que me pidió mi madre sobre presentarte a alguien no? Pues Chifuyu es el subcomandante de la primera división de la Toman. Hablando de mi madre, me comentó que hacías krav maga así que espero que combatamos muy pronto. Te voy a destruir. - Lo ultimo lo dijo con una sonrisa digna de un psicópata mientras se crujía los nudillos, se notaba en su cara que la idea del combate le llenaba de euforia.-

- Quizá algún día, aun que lo dudo mucho podrías hacerte daño o lo que es peor..despeinarte. -El tono con el que bromeaba con el de la melena sorprendió mucho a Chifuyu ya que la gente cuando veía a su capitán solían sentirse intimidados por el mismo pero esta chica no. Baji en cambio arqueó una ceja y soltó una carcajada. Empezaba a caerle bien la nueva T/n. 

Tras el encuentro con Baji y Chifuyu recogió a su hermano y juntos volvieron a casa. De camino a esta una jovencita con el uniforme de su escuela pasó por su lado y le resultó familiar, también le pareció que murmuraba algo pero no llegó a escucharla.

El resto de la semana pasó sin ningún sobresalto, en el club de costura empezaron a tomarle las medidas para elaborar el maniquí que había comentado Mitsuya y ella se dedicó a ayudarles y a confeccionar una bolsa para el almuerzo para Mai, otra para Ino y otra para ella (a juego por supuesto) A Baji no lo vio en lo que restó de semana pero su hermano le dijo que jugaba con el al salir de la escuela y que se iba pronto de casa.

El viernes T/n salió un poco antes de la escuela, su madre le había dicho que pasara a comprar galletas y dulces por la pastelería puesto que Taichi había traído unos compañeros de su colegio a pasar la tarde y jugar. Ella se quedaría al cuidado de los niños hasta que llegaran sus madres a recogerlos ya que su madre tenía que irse pronto a hacer turno de noche. Al entrar en casa con los dulces escuchó como las risas de los niños invadían el hogar y eso a ella le encantaba. Le gustaba que esa casa tan silenciosa de vez en cuando se llenara de vida, sentía que le daba matices de color a esas aburridas pareces grises.

 En la estancia cuando ella llegó quedaban 3 niños además de Taichi, dos eran unas hermanitas adorables que su hermano las llamo Luna y Mana. eran unas niñas muy educadas y alegres que vivían en el barrio y que no dudaban en abrazar a su hermano pequeño con ternura aun que este se pusiera colorado y le diera vergüenza.

-Sois adorables!! Que lindas sois, parecéis princesas!! - Les decía a las niñas poniéndoles un vaso de zumo. Se ganó su cariño fácilmente debido a los halagos y estas le contaron que vivían con su madre y su hermano mayor pero que era el segundo quien pasaba mas tiempo con ellas. La tarde pasó llena de risas, series de anime infantil y dulces hasta que vinieron a recoger al niño y se quedaron Mana y Luna solas con Taichi. Mientras que los infantes jugaban sonó el timbre y las pequeñas corrieron a ver quien era diciendo que seguro que sería su hermano mayor que venía a recogerlas. Con las niñas correteando alrededor de ella fue a abrir la puerta y al ver quien era su cara se convirtió en una mezcla entre nerviosismo, sorpresa y pudor.

Al otro lado de la puerta Mitsuya la miraba casi de la misma manera.