Día 7. Uno está enfermo.

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Harry tenía fiebre.

Tenía fiebre y Severus casi entra en pánico, el niño era de salud débil, lo sabía desde que lo saco de la casa de Petunia y ese monstruo de su marido, pero era la primera vez que tenía una fiebre tan grave y por más que le daba pociones no mejoraba y sus pociones eran las mejores.

Había tratado de todo para que el pequeño de tan solo 5 años tuviera menos fiebre, al punto de llamar a Narcissa y Mcgonagall al respecto, apenas pudo convencerlas de que estaría bien solo y que no era necesario que fueran a su casa.

Ahora no se sentía seguro de que hubiera sido buena idea rechazar su ayuda.

Pero por fin un remedio que Narcissa recomendó pudo bajar la fiebre de Harry y el pequeño por fin pudo dormir.

Y entonces empezaron los ataques de asma.

Severus tardo muy poco en reaccionar, había estado dormido en una silla al lado de la cama de Harry cuando escucho su respiración acelerar y entrecortarse, el pelinegro abrió sus ojos con pánico, un sonido horrible salió cuando trato de respirar.

Severus saco su varita rápidamente, pronunciando el complicado hechizo alemán que funcionaba como el inhalador de los muggles, unos pocos segundos después Harry volvió a respirar con tranquilidad y dejo que Severus frotara su pecho con afecto.

Era la segunda vez que tenía que usar ese hechizo, la primera vez que ocurrió un ataque así, llamo a medio personal de Hogwarts en su histeria, al final Pomfrey pudo hacer el hechizo antes de que Harry quedará inconsciente y después se lo enseñó a él.

Al parecer pasar sus primeros años de niñez en un armario polvoriento provoco una enfermedad que en situaciones normales no se habría desarrollado.

- ¿Señor Severus?- Pregunto el pequeño después de un rato en que el mayor pensó que ya había dormido.

Había estado acariciando su cabello de forma ausente, Harry llevaba bajo su cuidado seis meses, los primeros la convivencia fue como caminar sobre hielo quebradizo, Harry tenía miedo de todo y de todos, no sabía cómo reaccionar a una muestra de afecto o a comida caliente.

Fue un largo y duro proceso que apenas estaba dando frutos, ambos estaban acostumbrándose a la nueva normalidad que era esa convivencia.

- ¿Necesita algo, señor Potter?

El pequeño se quedó callado por un momento y Severus espero paciente a qué el pequeño hablara, había tardado mucho en asegurarle que era seguro hablar y preguntar, que no sería castigado por eso.

- ¿Puedo ver la cosa brillante de nuevo?

Severus sonrió al escuchar la petición de Harry, conjurando su patronus, hizo que la cierva diera vueltas por la habitación y después tocara la mejilla de Harry con su nariz antes de desaparecer. El chico sonreía feliz, aunque sus ojos se cerraban y podía sentir la fiebre volver.

- ¿Es mamá de verdad? - Pregunto Harry después de unos momentos, aun viendo el lugar donde la cierva estuvo, como si siguiera ahí.

Severus asintió, le había dicho eso una vez, para tranquilizarlo después de una noche de tormenta, que el patronus era su madre cuidándolo. Entonces le contó como era su madre, lo valiente y brillante que siempre fue, lo mucho que lo amo.

Severus sabía que habría muchas noches como esa en su futuro, que pasaría mucho tiempo antes que Harry pudiera tener la salud de un niño de su edad, que probablemente nunca superaría su asma, pero no importaba, lo superarían juntos.

No llevaban mucho en la vida del otro, pero Severus sabía que haría cualquier cosa porque él estuviera bien.

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