Fluff-tober 2021

Día 6. Cartas o notas de amor.

Las lechuzas con el correo llegaban al gran comedor esa mañana de otoño mientras los alumnos de Hogwarts desayunaban, Neville tomaba su desayuno tranquilo, disfrutando de su té, sintiendo que ese sería un buen día, era viernes, los viernes no tenían pociones y por si fuera poco Malfoy estaba en la enfermería por una extraña enfermedad que solo podía curarse con una semana de reposo. 

Por lo que su sorpresa fue enorme cuando una gran lechuza gris aterrizo encima de su plato, llenando de plumas su huevo y salchichas, Neville le quito la carta que tenía atada en su pata, para que se pudiera quitar, muy intrigado por quien podría enviarle correo ese día, su abuela lo hacía solo los sábados, excepto que le enviara algún vociferador. 

El rubio abrió la carta, en el habían dos pergaminos, uno más grande que el otro, leyó la más pequeña, más parecida a una nota, sintiendo como sus mejillas se encendían.

Hace semanas te vi en la biblioteca, he notado que lees mucha poesía, no soy un poeta, pero mereces que te dediquen los más bellos sonetos.  

La carta más grande era uno de los poemas que Neville más había leído en uno de sus libros favoritos.

Camina bello, como la noche
De climas despejados y de cielos estrellados,
Y todo lo mejor de la oscuridad y de la luz
Resplandece en su aspecto y en sus ojos,
Enriquecido así por esa tierna luz
Que el cielo niega al vulgar día.

Una sombra de más, un rayo de menos,
Hubieran mermado la gracia inefable
Que ilumina suavemente su rostro,
Donde dulces pensamientos expresan
Cuán pura, cuán adorable es su morada.

Y en esa mejilla, y sobre esa frente,
Son tan suaves, tan tranquilas, y a la vez elocuentes,
Las sonrisas que vencen, los matices que iluminan
Y hablan de días vividos con felicidad.
Una mente en paz con todo,
¡Un corazón con inocente amor!

— ¿Estás bien Neville? — Preguntó Dean a su lado.

  El mencionado asintió, aun conmocionado por lo que acababa de leer, ¿Quería decir que tenía un admirador secreto? La nota no estaba firmada y el texto siempre le pareció que tenía tintes románticos, pero eso no significaba nada, ¿o sí?

Neville no sabía lo equivocado que estaba al creer que no era nada.

*****

El segundo poema llego una semana después, un miércoles, hizo sonreír mucho al rubio Gryffindor que había llorado bastante la tarde anterior al terminar pociones con un Snape particularmente irritable, incluso había tardado solo cinco minutos en castigar a Harry toda la semana y quitarle 30 puntos. 

Venía como la anterior, dos notas sin firma, una más corta que la anterior. 

Siempre he admirado tu sonrisa y temple, tus ojos son hermosos cuando brillan de felicidad. Desearía poder disfrutar de ese espectáculo siempre. 

La nota del extraño remitente fue bastante reconfortante y le hizo sentir querido, el poema nunca lo había leído y en ese momento el mensaje le quito un gran peso de encima.

No dejes que termine el día sin haber crecido un poco,
sin haber sido feliz, sin haber aumentado tus sueños.
No te dejes vencer por el desaliento.
No permitas que nadie te quite el derecho a expresarte,
que es casi un deber.
No abandones las ansias de hacer de tu vida algo extraordinario.
No dejes de creer que las palabras y las poesías
sí pueden cambiar el mundo.
Pase lo que pase nuestra esencia está intacta.
Somos seres llenos de pasión.
La vida es desierto y oasis.
Nos derriba, nos lastima,
nos enseña,
nos convierte en protagonistas
de nuestra propia historia.
Aunque el viento sople en contra,
la poderosa obra continúa:
Tú puedes aportar una estrofa.
No dejes nunca de soñar,
porque en sueños es libre el hombre.
No caigas en el peor de los errores:
el silencio.
La mayoría vive en un silencio espantoso.
No te resignes.
Huye.
Valora la belleza de las cosas simples.
Se puede hacer bella poesía sobre pequeñas cosas,
pero no podemos remar en contra de nosotros mismos.
Eso transforma la vida en un infierno.
Disfruta del pánico que te provoca
tener la vida por delante.
Vívela intensamente,
sin mediocridad.
Piensa que en ti está el futuro
y encara la tarea con orgullo y sin miedo.