Capítulo 19

16 3 4
                                    

Me despierto con un golpe potente y sordo que viene de afuera, desde mi ventana

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.


Me despierto con un golpe potente y sordo que viene de afuera, desde mi ventana.

Media dormida en la oscuridad, enciendo mi celular y veo que son las cuatro y cuarenta de la mañana. Trato de concentrarme para saber si alguien está afuera de casa, alguna mente mañanera talvez que pasea por mi barrio a estas horas, pero es todo un silencio mortuorio.

Solo veo que mi padre sueña con una hoja de cálculo con miles y miles de cifras numéricas, no solo ama su trabajo sino que también sueña con él. Tambien puedo escuchar sin esfuerzo la mente de la vecina, mi profesora y quizas mi tia perdida, que duerme y sueña con flores en una torta que saca del horno... Sueño raro.

Me acerco a la ventana para ver hacia afuera a ver que fue lo que me despertó, aun es de noche y veo como cae unos pequeños copos de nieve, está empezando a nevar, aunque no creo que ese ruido viniera de un copo de nieve gigante, por que no hay ni rastros de nieve acumulada todavía.

De repente un movimiento a mi izquierda en mi vista periférica me hace girar rápidamente hacia el lugar, en el hueco de las raíces de uno de los árboles del patio se ve un movimiento de algo pequeño, un animalito, cuando ajusto más la mirada acoplandome a la oscuridad, dos luciérnagas amarillas se quedan quietas mirando donde estoy, son ojitos felinos, de uno muy chiquito por lo que puedo apreciar.

Salgo a las corridas de mi cuarto poniéndome apenas de camino las pantuflas de Stitch en los pies y agarrando del perchero de la entrada la campera de montaña de mi padre, voy disparada hacia el árbol.

Hecho una bolita, con la carita apuntando hacia mi dirección, hay un gatito que no debe ser más grande que mis dos palmas de las manos juntas, creo que es de color gris con blanco atigrado, con la naricita rosadita y pequeñita y unos ojazos que ocupan mas de la mitad de su rostro.

Estiro mi mano despacio para que me olfatee y sepa que no le voy a hacer nada, si ya se que no es un perro, pero los felinos son más desconfiados. Cuando deja que lo toque debajo de la orejita con mi dedo, se que puedo agarrarlo sin problema. Lo meto dentro del abrigo de papá, la colonia que tiene impregnada la tela se ve que le invade las fosas nasales y lo hace estornudar. Lo abrigó bien y corro dentro de casa, tengo las piernas congeladas por salir con tanto frio, decidí ponerme el pijama con shorts de Gryffindor que es mas de verano, por que el hogar a leña de mi habitación la mantenía muy caliente, y es el más cómodo del planeta.

En mi habitación prendí la luz de noche de la mesa de luz, y colocó al pequeño gatito entre mis piernas, no debe tener mas de dos meses. Como lo creí, es atigrado en gamas de grises y blanco, está todo despeinado y húmedo, bien peludito y sus ojos son muy llamativos, son de un color muy parecido al mio mezcla de verde, turquesa y vetas de un violeta claro.

Leo D'Angello se llega a enterar que metí un gato en casa y se viene la segunda Batalla del Caico. Después de que en un rango de dos meses nos tuvimos que mudar cinco veces, el pez que tenía se estreso tanto que murió antes de llegar al último destino. Desde esa vez, mi padre se niega a que tengamos cualquier mascota para que no sufra. Acepté su decisión porque sabía que tenía toda la razón, ya bastante sufrimos los dos para incluir también a un pobre animalito inocente a la bolsa.

LIGA DE MENTES ©Where stories live. Discover now