Cuando pense que era la unica especial, con un don que mas que suerte de tenerlo era una cruz. Llego a un pueblito, en una isla en un recóndito país, donde conozco mas con habilidades, adolescente, niños, adultos.
Pero no todos son buenos, algunos...
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-Bueno, amiga. Ahora que se fue el controlador de Mal, ¿Donde vives?
-No le digas así al pobre de Malcolm, simplemente nos cuida.
-Corrección, te cuida. Voy y vengo en moto todos los días desde hace un año y nunca se preocupó por mi seguridad, de trescientos sesenta y cinco días doscientos hay nevadas por aquí. Pero en fin, no lo culpo, yo también me preocupo. Tienes algo que atrae a salirnos de nuestra zona de confort, o por lo menos a la mayoría de los chicos.
Su comentario no me incomoda, porque veo en su mente que no es un pensamiento con interés sexual ni mucho menos. Es de puro cariño protector.
-Ok, bueno. Mi casa está en la calle del lago, vivo frente al lago.
-¿De verdad? ¿A qué altura? Yo vivo a cuatro cuadras en una de las paralelas.
-Si no recuerdo mal vivo al cien. Estoy en la esquina. ¿Si sabes donde vive la profesora Vera?
-¿Vera Bielle? Si, entonces somos vecinos y vivimos cerca.
Escuchar el apellido de la profesora me shockeó un poco. Es el mismo apellido que el de mi madre, hoy cuando se presentó no me dijo su apellido y no pregunte.
-Si, ella. ¿La conoces? Es muy simpática.
--Es la mejor profesora, siempre feliz. Aunque cuentan que tuvo una vida trágica de pequeña. Pero se ve que lo superó muy bien con el tiempo.
Se encoge de hombros con su última frase y enciende el motor de su moto, estira la mano para ayudarme a subir tras su espalda, una vez acomodada escucho lo que piensa y quien le habla.
"Por Zeus, va a ser el viaje más difícil de mi vida, tenerla tan pegada a mi me va a condenar, espero controlar mi cuerpo".
"Ni se te ocurra pasarte de la raya con ella, Jey. Y maneja como una persona normal. No te pases, que ella tiene que llegar bien a su casa"
"Ya tuve suficiente con Mal, Ry. No empieces tú también. Ella va a estar bien. La voy a cuidar como mi tesoro más preciado".
"¡No es tuya!".
"Ni tuya, grandote".
Esta discusión es absurda, así que interrumpo a John para poder irnos de una vez.
-¿Podemos irnos? Tengo que acomodar cajas en casa, entre otras cosas.
-Oh si, perdón.
Viajar en moto es la mejor sensación de todas, a pesar del frío y de que voy re cargada con el abrigo y la mochila se siente algo así como volar.
No intento hablar con él para preguntarle cómo consiguió la moto tan chico, por que entre los cascos, el viento frío que nos pega en la cara y el ruido del motor no me escucharía. Ademas, ya bastante tuve hablar mentalmente con dos de sus amigos por un dia para tambien probar con John.
