Tokyo Revengersᵒⁿᵉ ˢʰᵒᵗˢ

𝗜𝗻𝘀𝗲𝗰𝘂𝗿𝗲ⁱⁿᵘⁱ ˢᵉⁱˢʰᵘ

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You go down just like Holy Mary
Mary on a, Mary on a cross
Your beauty never ever scared me
Mary on a, Mary on a cross.

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[...]

Nadie sabía el por qué o cuándo, pero ahora su corazón pertenecía a él, le había entregado el alma a aquel chico de cabello rubio claro y ojos tan celestes como el cielo de pleno verano.

Las azuladas sábanas se sentían tan ligeras en su cuerpo como la caricia de una pluma, mientras observaba vagamente a su novio en el balcón.

Llevaba sólo su ropa interior y el cabello revuelto lo que indicaba que acababa de despertar, mantenía la vista fija en la ciudad, admiraba los lunares en su pálida espalda y como esta se encorvaba sobre el borde con los brazos apoyados sobre el barandal del balcón y la llamativa cicatriz que a ella siempre le había parecido hermosa estaba levemente cubierta por cabellos que caían desordenados sobre su rostro.

El ambiente estaba cálido aunque solo eran las ocho de la mañana, el aire se sentía caliente y el bullicio de la ciudad era ahogado por el silencio de la habitación.

Seishu parecía no haber notado los ojos de la menor clavados en él, de hecho, estaba tan absorto en sus pensamientos que tampoco notó cuando la figura de su novia se dibujó a su lado.

La observó suspicaz para asegurarse que estaba allí verdaderamente pues ella tenía sus mañas siendo una de ellas dormir hasta tarde, estaba solo en ropa interior y llevaba el cabello enmarañado mientras le mantenía una fija mirada.

En silencio, giró su cuerpo en la dirección de la chica rodeó su cintura con sus pálidos brazos y se inclinó para apoyar su cabeza en el hombro de la contraria.

Extendió sus manos apoyándose completamente sobre su cintura sintiendo la tibiedad de su cuerpo contrastar con el calor suave de su novia, le gustaba acariciar su cuerpo debido a lo confortable que era.

Ella se quedó estática sintiendo a Inui pasar sus manos extendidas sobre su cintura, de pronto se sintió incómoda cuando su novio pasó las manos en su estómago y queriendo subirlas más.

Allí es donde se dio cuenta que estaba casi desnuda, un detalle que no le había molestado antes pero ahora sus imperfecciones estaban al alcance de las manos de Inui.

Suavemente se soltó del agarre del adolescente sin voltear a verlo volviendo a la cama a buscar una camiseta y pantalón para cubrirse, siempre había sido bastante insegura de su cuerpo cada día le encontraba más defectos pero no podía evitar mirarse al espejo debido a su miedo.

Irónico ¿no? odiaba ver su cuerpo en un espejo pero a la vez necesitaba verse en uno para asegurarse que lucía bien.

Incluso si ese bien no le satisfacía del todo.

Su problema de autoestima se había jodido bastante y al punto de que cuando conoció a Inupi le costó muchísimo poder aceptar que él estaba profundamente enamorado de ella, poder entender que el amor del rubio iba más allá del ser material, que se había enamorado de su existencia.

Él quien estaba en estado atónito se dirigió a la cama para sentarse frente a ella y tomarle la mano.

Joder, ella siempre había tenido estos problemas, el solía frustrarse bastante porque no sabía cómo demostrarle para que se entere que era la chica más linda que había conocido.