MENTE SANGRANTE

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La pesadez de la madrugada recayó en sus párpados, el silencio del auto pudo fácilmente hacerlo quedarse dormido sobre la ventana pero fue todo lo contrario. Durante todo el camino de regreso en auto, Taehyung vio a Jimin desde el asiento del copiloto apretando los puños al volante y eso le puso de los nervios.

Quería preguntar, tratándose de su casi hermano, estaba en su derecho de preguntar qué rayos había sido todo eso con el gerente aunque se enojara, pero algo como si fuera un gran agujero negro de inseguridad en su mente se lo impidió.

Jimin era una bomba de tiempo apunto de explotar en improperios pero fue su silencio lo que le intimidó aún más como para indagar. Jamás le había visto tan frágil de exaltar, prefirió esperar a que fuera él quien hablara cuando estuviera listo.

Serán unos incómodos cuarenta y cinco minutos de regreso.

A la media hora Jimin ya le había dado mil y un millón de vueltas a todo tipo de sospechas en su mente.

—¿Se sobrepasó contigo?

Taehyung saltó en el asiento cuando Jimin rompió el silencio de esa manera tan abrupta y seca.

—¿Disculpa?

—No voy a meterme, tus negocios y tratos con él son asunto tuyo, sólo quiero saber si él te…

—No. —Sería vergonzoso dejarlo terminar la oración. —Jamás.

—Bien —se limitó a decir, y otro silencio de cinco minutos llenó el auto.

Tae miró por la ventana para distraerse del pesado ambiente que se formó dentro mientras recordaba lo que el señor Kim y Jimin se dijeron frente a él en el bar, pero sólo una cosa revoloteaba entre sus pensamientos por encima de todo lo demás.

—¿Él… se ha sobrepasó contigo alguna vez? —Pegó su mirada al perfil de Jimin temiendo que dijera que sí, dándole tiempo a responder. Después de un cansado, suspiro Jimin abrió sus labios.

—A ese hombre le gusta jugar —terminó diciendo con un hilo de voz, cerrando los ojos como si temiera a llenarse de más remordimientos sobre sí mismo si seguía diciéndolo en voz alta. —No vuelvas a acercarte a él ni a ese lugar —ordenó sin más.

«¿Porqué?», golpeó su mente, una pequeña pizca de molestia por la infundada orden de Jimin oscureció su corazón una vez más.

Tartamudeó por un par de segundos, nuevamente una parte de él quería renegar y no tomárselo enserio mientras que la otra simplemente se resignó a que Jimin sólo estaba tratando de protegerlo.

—Gracias por preocuparte por mi. —Es lo único que atinó a decir, se tuvo que tragar su protesta a voluntad, —aunque eres un fastidio, —agregó juguetón, lo que les robó una sonrisa a ambos e hizo a Jimin relajar sus puños del volante.

—Tú también eres un dolor de culo, no te estás quieto —siguió su broma dejando la tensión de lado y ambos se sonrieron. Tanto Taehyung como Jimin se miraron por unos segundos y pensaron que las sonrisas del contrario eran las que iluminaban la noche. Fue demasiado cursi.

Estos diecisiete años juntos han sido un infierno, pero la sola sonrisa de ojos de Jimin hacía todo más soportable. Eran emociones encontradas, se sentía culpable de que su mejor amigo tuviera una necesidad y compromiso tanto innato como innecesario de protegerlo dadas sus vivencias pasadas juntos, pero aceptaba su sincero interés en él como un regalo del que no muchos gozan.

Sí, Jimin a veces sobrepasa los límites al sobreprotegerlo cuando ya no hay nada que pueda hacerle daño a su mente como lo hizo antes, a veces se preguntaba qué pasaría si tuviera la libertad de decidir por sí mismo a dónde quiere ir, en dónde quiere quedarse un rato más y de quién debe huir, pero es justo ese cuidado una prueba irrefutable de que no está solo.

𝐏𝐫𝐨𝐭𝐞𝐜𝐭 𝐌𝐞 [𝐊𝐨𝐨𝐤𝐯] +𝟏𝟖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora