Nos situamos a finales de la 4° Temporada aproximadamente.
Heridas abiertas quedaron después del incidente con el portal. Catra tiene continuas pesadillas, Adora sufre de insomnio.
Un sueño misterioso revela un futuro prometedor, el mayor anhelo q...
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Sentándose en su antigua cama, abrió el cuaderno en la primera hoja titulada "Bitácora de misiones y aventuras". Abajo de ese título decía "Adora" y en la esquina inferior una pequeña postdata: "No sé para qué le pongo mi nombre, si nadie más va a leer esto." Sintió que ese pequeño mensaje iba dirigido hacia ella y su curiosidad, que habían tomado ese objeto sin permiso.
- Bueno, ¿Qué podría ocultar Adora en un tonto cuaderno de sus aventuras?
Dijo eso para tranquilizar su consciencia y así poder continuar con su clandestina lectura.
"Aún no sé bien qué hago escribiendo esto, pero la reina Angella me acaba de dar este obsequio y dijo que me ayudaría con mi insomnio, así que sólo escribiré lo que se me ocurra.
Ya han pasado un par de días desde que deserté de la Horda y todo es tan confuso. Es como si sólo fuera ayer que postulaba para ser Capitana de la Fuerza y ahora, tengo que tomar un supuesto destino que me pertenece y sólo me dirige a derrotar el imperio que fue mi hogar."
Ahora sabía por qué esta libreta parecía tan vieja y con hojas desgastadas. Fue un regalo de la reina Angella para Adora hace 8 años atrás, cuando recién había llegado a Bright Moon. Parecía que ya había pasado toda una eternidad desde ese día.
Avanzó varias páginas al azar, leyendo sobre sus aventuras, cómo conoció a las demás princesas en sus misiones y en realidad, notó que ella estaba mencionada en casi todas las páginas.
"Catra... TODAVÍA DUELE pensar que solíamos ser mejores amigas, y ver en lo que se ha convertido. Ella está llena de ira y odio. Yo solía pensar que debía existir una manera de convencerla, de que se uniera a la Rebelión y así poder luchar contra la Horda juntas. Pero no creo que eso alguna vez llegue a pasar."
Sus peludas orejas cayeron, al igual que la pequeña sonrisa que se había formado en su rostro. Sus ojos reflejaban el incómodo y doloroso sentimiento que se asentaba en su estómago al recordar las viejas y amargas memorias de su pasado.
Cerró un poco la libreta, desviando su mirada a la cascada de agua infinita que estaba en su habitación. Hace tiempo descubrió que ese sonido que producía el agua al caer lograba traerle paz cuando no podía encontrarla en Adora. Suspiró y volvió a su lectura, pues al parecer no aprendió la lección de que, si husmeas en donde no te corresponde, podrías encontrar cosas que no querías.
Avanzó varias páginas, mientras su inconsciente masoquismo buscaba su nombre entre las letras, para ver qué pensaba Adora sobre ella en ese tiempo que estuvieron separadas, hasta que llegó a lo que parecía ser una carta.
