Nos situamos a finales de la 4° Temporada aproximadamente.
Heridas abiertas quedaron después del incidente con el portal. Catra tiene continuas pesadillas, Adora sufre de insomnio.
Un sueño misterioso revela un futuro prometedor, el mayor anhelo q...
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A la mañana siguiente en el pacífico mundo de Etheria, los rayos del sol se infiltraban por las grandes ventanas de la habitación de Catra. No tardó en despertarse con tanta luz dándole en el rostro, ahora tendría que acostumbrarse a eso. El maullido de su amigo a su lado, tan despierto y con ánimos, le hizo sonreír.
- Hey. -Le saludó acariciando sus orejas, él volvió a maullar.- ¿Quieres adelantarte? -Maulló en respuesta.- Claro, puedes ir a buscar a Adora si quieres. -Rio.- Su habitación no está muy lejos de aquí, la encontrarás.
El más pequeño asintió moviendo su cola, feliz, para después restregar su cabeza con la mano de su compañera y luego salir a buscar a la rubia. En su lugar, Catra con pereza estiró sus brazos y espalda, se levantó, se vistió y entró a su baño para mojarse el rostro. Era gratificante sentir esa sensación fría, que la hizo despertar por completo.
Al levantar la vista al espejo que tenía en frente, se paralizó.
No sabía por qué, pero ahí estaba ella, con esos espeluznantes y fríos ojos totalmente verdes, su pelo ordenado hacia atrás, ese exasperante traje blanco y una sonrisa macabra. Fue como ver al mismísimo demonio. Sus ojos se abrieron como platos, mientras esa imagen ampliaba su sonrisa ante el terror provocado.
- ¿Por qué tratas de fingir ser alguien que no eres?
Como un susurro, era su propia voz quien le hablaba desde el espejo, mezclada con esa grave y vil del conquistador. Catra seguía sin reaccionar.
- ¿Crees que puedes fingir ser buena y hacer lo correcto? -Una risa cínica salió de su garganta.- Mírame bien, esto es lo que realmente eres.
Un grito de total furia salió desde lo profundo de su ser, arañando el espejo, haciendo que se quiebre en pedazos. Se quedó en su lugar unos momentos. Cuando se acercó nuevamente a los restos de vidrio, esa figura había desaparecido.
Sólo fue una ilusión, estaba a salvo.
O se estaba volviendo loca.
Con su respiración un poco agitada por el enojo recién causado, llevó las manos a su cabello, despeinándolo. Ella tenía el control, y no dejaría que nada ni nadie le dijera de lo que era o no capaz.
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