Capítulo 1

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Te lo dedico Un-Anonimx

Ahí estaba ella, con su mano sobre la palanca, dudando por una milésima de segundo

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Ahí estaba ella, con su mano sobre la palanca, dudando por una milésima de segundo.

- ¡Catra por favor, no!

Esa voz a sus espaldas, llena de desesperación, súplica, dolor, la hizo estremecer levemente con regocijo. Volteó a ver a Adora y su rostro expresaba exactamente los mismos sentimientos que su voz. Estaba de rodillas totalmente inmóvil, sintiéndose impotente, con sus ojos ahogándose en desesperación. Nunca la había visto así, y eso sólo le hizo sonreír sádicamente, porque al fin Adora estaba obteniendo lo que, a consciencia de Catra, se merecía. Finalmente ella estaba sintiendo algo semejante al dolor que le provocó al abandonarla. Su corazón lleno de rencor y agonía sólo quería verla sufrir, que se hiciera justicia para ella, o más bien venganza, ya que a Catra jamás le enseñaron otra cosa. Dolor, el insaciable deseo de ganar, el poder, la venganza.

Sin dudarlo más, jaló la palanca. Ella no era consciente del daño que estaba provocando a todo el planeta, ni siquiera le interesaba el propósito de Hordak para abrir ese portal, lo único que ella quería era hacer sufrir a Adora, y vaya que lo consiguió, destrozando las últimas esperanzas que tenía en CatraUna gran energía se concentró en el centro del laboratorio, luces y rayos chispeantes salían de aquel portal, pero de un momento a otro todo se detuvo. El movimiento, los sonidos, como si el mismísimo tiempo se congelara. Catra miró a su alrededor, todos seguían en su mismo lugar, Hordak, Shadow Weaver, los amigos de Adora, pero nadie más podía moverse como ella. Era como si estuviera atrapada dentro de una imagen.

Sus ojos se quedaron fijos en Adora y su expresión derrotada, hasta que sus orejas se desviaron en dirección al portal, donde sus desarrollados sentidos pudieron percibir algo. Al voltear, pudo sentir cómo su corazón se saltaba un latido y el vello de toda su piel se erizaba, al igual que su cola. Una mujer castaña, un poco más alta que ella, había salido del portal y le estaba dando la espalda. Llevaba una coleta alta que sujetaba su frondosa melena, orejas puntiagudas, aunque algo caídas, y una cola peluda y castaña que eran iguales a las propias. Al momento que la figura fémina volteó, todo el aire que Catra guardaba en sus pulmones se desvaneció en un profundo suspiro de asombro.

Era ella. Tenía su mismo rostro, su misma piel castaña, sus mismas pecas y peculiares ojos.

Imposible.

Su respiración se volvió pesada y sus ojos heterocromáticos hicieron miosis por la impactante imagen. Era como si estuviera viendo su reflejo, aunque llevaba ropa diferente y algo que en lo personal jamás creería usar: un par de botas. Ella siempre ha preferido que sus dedos toquen el suelo, le daba seguridad y más agilidad. Y como si la figura que tenía en frente fuera capaz de leer sus pensamientos, soltó una risa, una igualmente de seca, rasposa y aguda que la suya.

Dreams - CatradoraWhere stories live. Discover now