The Malfoy-Felton Diary || Mini Imaginas || Draco/Tom y Tú

Te Amaré Por Siempre || Parte 4 || Draco Malfoy

—¿Ah, sí? —Preguntó Draco arqueando una ceja, pues se había dado cuenta que Dani había tomado la escoba sin decirle al entrenador—. ¿Quién te tomó esta fotografía, Dani?

—Mi amigo Teddy. Es un niño de Hufflepuff que está en segundo.

Draco paró las orejas, primero porque Teddy era mayor que Dani, y segundo porque por primera vez sintió celos de padre.

—¿Y cómo es que conoce a un niño de segundo, señorita? —Preguntó.

—Es que... yo... —Dani bajó la cabeza, puso sus manos cruzadas en su espalda y comenzó a balancear su pie derecho sobre la punta de su zapato.

—¿Sí?

—Es que Dani ha estado dando algunos problemas en la escuela, Draco —intervino (T/N).

—¿Qué? —Preguntó Draco frunciendo el ceño.

—Hace algunas semanas atrás me mandaron llamar porque Dani golpeó a otra niña y le rompió la nariz.

—No mencionaste nada de eso en tus cartas, Dani —le recriminó Draco cruzándose de brazos—. Y tú lo sabías, (T/N). ¿Por qué no me dijiste nada? —Le reclamó a su amada.

—Es que Dani y yo acordamos que ella te lo diría en persona, Draco —se defendió (T/N).

—¿Y qué tiene que ver todo esto con ese niño Teddy? ¿Por qué le rompiste la nariz a esa niña, Dani? —Preguntó Draco ceñudo, aunque no pudo evitar recordar que él le había roto la nariz a Harry Potter en el Expreso de Hogwarts al inicio de su Sexto Año.

—Es que... esa niña era más grande que yo y comenzó a molestarme —respondió Dani. Sus hermosos ojos grises se llenaron de lágrimas y su barbilla comenzó a temblar—. Me dijo que mi apellido ya no significa nada porque tú estás pudriéndote en la cárcel, papi.

Dani se aferró a los barrotes de la celda y rompió a llorar amargamente, (T/N) se limpiaba disimuladamente las lágrimas que se le habían escapado, y a Draco se le hizo un nudo en la garganta. Se sintió como un monstruo por haber regañado a su hija sin saber el motivo de su comportamiento.

—Dani, mi amor, princesa. No llores, por favor —dijo Draco arrodillándose frente a ella. Deslizó sus manos entre los barrotes de su celda y acunó su rostro entre ellas para limpiarle las lágrimas suavemente con sus pulgares—. Escúchame, hija, no estuvo bien lo que esa niña te dijo, pero tampoco estuvo bien lo que hiciste. Golpear a la gente en la cara no es de princesas.

—Pero yo no quiero ser una princesa. Quiero ser una guerrera —respondió Dani.

—¿Y no podrías ser ambas?

—¿Una princesa guerrera?

—Suena bien, ¿no crees?

—Pero, ¿y si alguien me vuelve a molestar?

—Si alguien se atreve a volver a molestarte, sólo ignóralo, ¿sí? La indiferencia mata, mi princesa guerrera.

Dani sonrió y asintió. Draco besó su frente con ternura y prosiguió:

—Hay algo que todavía no me queda claro, Dani. ¿Cómo es que Teddy encaja en toda esta historia?

—La directora McGonagall me castigó y le envió una lechuza a mami, y cuando cumplía mi castigo, conocí a Teddy —respondió Dani—. Nos hicieron sacudir los borradores de toda la escuela. Me dijo que estuvo increíble el derechazo que le di a esa niña.

—¿Así que Teddy también estaba castigado? ¿Por qué?

—Por distraer a los niños de su clase de Transformaciones, cambiando el color de su cabello como si fuera un semáforo. Teddy es metamorfomago, ¿sabes? Tiene el cabello azul y puede cambiarlo de color cada vez que quiera. ¡Es asombroso!