Capítulo 1. "Tango sobre hielo"

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Capítulo 1.

Brynn Gilmore.

—¡Una vez más! —anuncia la entrenadora desde orilla de la pista.

Chase y yo asentimos, algo ya cansados, nos miramos a los ojos y nos susurramos un fluyamos. Nos colocamos en nuestras posiciones y la música de tango comienza a sonar por los altavoces.

Para la próxima competencia nos hemos decidido por una pieza de tango, si... tango sobre hielo.

Ignorando el dolor de mis pies y de espalda, me enfoco en la música, los movimientos, los saltos que haremos, los giros, los pasos de tango. Al segundo cuarenta, más o menos, tenemos que hacer un salchow, los hacemos y caemos a la sincronización perfecta. Chase me toma de las manos para hacer los giros, seguimos con la rutina dejándonos llevar por el tango. Me toma de la cintura y me alza para dar un giro de trescientos sesenta grados por el aire, puedo escuchar como la entrenadora a aplaudido, Chase y yo nos sonreímos.

Ahora viene un triple axel, Chase me toma de nuevo de la cintura, me alza y me preparo para dar el salto. Siento que tiembla de los nervios cada parte de mi cuerpo. Pongo mis brazos cruzados por mi pecho, hago los giros suspendida en el aire y al tocar el hielo vuelvo a abrir los brazos. Suspiro de alivio.

Para terminar la rutina, quedamos de frente, Chase me toma de la cintura al momento que elevo mi pierna izquierda y dejo caer mi torso hacia atrás a la vez que extiendo los brazos. Las gradas y la entrenadora quedan a mi vista, de cabeza.

—Bueno, chicos —la entrenadora se cruza de brazos y pone semblante serio, mi compañero me ayuda a incorporarme y me pongo a su lado, tratando de recuperar la respiración—. Estáis más que listos —dejamos salir todo el aire que habíamos contenido.

La entrenadora aplaude y nos sonríe, definitivamente lo hemos hecho bien. Chase y yo nos miramos sonrientes, nos abrazamos y chillamos de la emoción.

—Muy bien el salchow y Brynn... —me mira a los ojos, de nuevo, seria—. Si vuelves a hacer así el triple axel os pueden subir puntos —suspiro aliviada y siento cada uno de mis músculos relajarse.

—¡Por fin a casa! —dice Chase, levantando las manos en alivio mientras se desliza hacia la salida de la pista.

—No tan rápido —lo detiene la entrenadora con una mano—. Una última vez.

No me jodas, Caitlyn.

Me duele hasta el cabello. Chase y yo nos miramos casi llorando, esta mujer nos quiere matar. De la mala gana nos ponemos al centro de la pista, el tango comienza a sonar y volvemos a empezar.

—Os veo en dos días, chicos —dice la entrenadora mientras nos quitamos nosotros los patines—. Brynn, trata de descansar esa espalda.

—No prometo nada —murmuro y me fulmina con la mirada—. Hare el intento —sonrió falsamente.

—Así me gusta —asiente y desaparece de nuestra vista.

—Me duele todo —se queja Chase, mientras se acuesta en la banca—. Caitlyn es una perra.

—En eso estamos de acuerdo —tomo mi bolso de entrenamiento y guardo los patines.

La pista en estos momentos está siendo ocupada por unas niñas que también competirán en dos días, por las gradas ya casi no quedan personas, son muy pocas, salvo a las de mi izquierda de la parte de arriba.

Esta mi hermano y los idiotas que tiene por amigos. Ellos terminaron el entrenamiento de hockey hace ya unas horas, pero les encanta quedarse a calentar banca por gusto, menos mi hermano que me tiene que esperar hasta que termina mi entrenamiento.

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