Capítulo4: Cuidado zorra, vamos a por ti.

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Asumámoslo soy una perezosa.

Pienso en mi madre y su aviso sobre lo de las peleas, bueno técnicamente es el segundo día en este mugroso internado. Así que se puede decir que tengo el consentimiento de mis padres.
Cuando queda reducida al suelo aprieto más fuerte sacando un gemido por su parte, las tres chicas detrás de ella me miran con horror y se alejan. Algo inteligente en el grupo de perras.

Esta vez me fijo en ellas, una rubia, una morena y una castaña. La rubia lleva una falda corta, y una blusa casi inexistente de color rosa, junto con unos tacones de diez centímetros. Luego la castaña con el pelo recogido en un moño, falda corta, blusa normal y botas grises. Después la morena un vestido blanco y botas de tacón. Sí, desde luego ellas son las perras.

Vaya amigas, eso es lo que tiene la popularidad, que las amigas no son reales, cómo tampoco es duradera la belleza.

Alzo la mirada, y miro a todos los que hay en la cafetería, fríamente.

—No me gustan las zorras con más maquillaje que cerebro, ni me gusta que una puta teñida con más plástico que una Barbie me intente asustar. Así que, si alguien más quiere intentar ir a por la nueva, o mi amiga... —señalo a Daniela, la cual se sonroja ante la atención puesta en ella por unos segundos. —.. se las va a ver conmigo y creedme cuando digo que lo que le acabo de hacer a esta zorra es lo menos doloroso que me sé. —  Al levantarme noto como mi camisa se me pega en la espalda, la sensación es incomoda, se siente húmedo y frío, incluso puedo oler el aroma de fresas que desprende. Sin molestarme en ser tímida o pudorosa, me la quito, quedando en mi sujetador azul de encaje, eso ya tapa lo que tiene que tapar. Giro la blusa y miro la mancha rojiza que se ha extendido por toda la espalda de esta, zumo de fresa, ugh.

—Lo siento, no me va el zumo de fresa. — Le tiro la camisa a la cara con el mismo despreció con el que ella me ha tratado desde el primer momento, me fulmina con los ojos llorosos. Ignoro su mirada y me dirijo hacia la mesa de al lado donde hay unos chicos casi babeando.

Visualizo una camisa de cuadros azul y negra, en el regazo de un chico rubio, parece de mi misma edad y oficialmente puedo decir que es uno de los más guapos que he visto hasta el momento.

—¿A que me dejas esto guapo? — susurro seductoramente mientras cojo la camisa de su regazo, el rubio asiente sin quitarme los ojos de encima, pero en lo que él me da el permiso yo ya la tengo en mi poder.

Bueno ahora me estoy replanteando eso de haberme quitado la camisa delante de toda la cafetería no ha sido tan buena idea.

Me pongo la camisa rápidamente, me la abrocho y cojo la napolitana de las manos de Dani. Me giro echándole una mirada a Rebeca que aún está en el suelo mirándome con odio y le guiño un ojo,entonces, junto a Daniela salgo de la cafetería. Ella abre la boca cada dos segundos para intentar decir algo.
Muerdo mi napolitana de chocolate y en cuanto trago el delicioso trozo, hablo:

—Suéltalo. — Ordené antes de dar una segunda mordida, joder, esto está buenísimo.

—Acabas de noquear a la zorra del instituto, realmente te admiro. —Balbucea.

Yo me rio, me echo el pelo hacia atrás, le guiño un ojo y vuelvo a morder mi desayuno. Dios, está realmente deliciosa, quiero nadar entre esta delicia hasta llenarme y no poder comer nada nunca más.

— A ver cuéntame sobre el internado ¿algo que deba saber? — Ella asiente, y nos dirigimos hacia un banco a la sombra de un árbol. Al sentarnos, solo me queda un pequeño trozo, por desgracia.

— Sí, en tres días comenzaremos la clase, y en dos días volverán Scott y John. —  Asiente, entrecierro los ojos hacia ella mientras vuelvo a mi comida.

—¿Scott y John?— pregunto confundida. Ella asiente, llegamos al banco y nos sentamos.

— Sí, Scott McDaniels y John Canonn son los reyes de este instituto, Rebeca no es nada en realidad, cuando vio que ellos salieron una semana se adueñó del instituto. —  Explica, bebe de su refresco y se gira para mirarme— Aunque a veces cuando ellos están, sigue siendo la misma zorra, pero solo con las chicas. — Yo asiento comprendiendo, y una sonrisa se forma en mis labios, bueno yo me encargare de reducirla al suelo, tanto físicamente como moralmente.

—Bueno, pues conmigo que no se pase, ¿alguna vez te hizo algo? —Me termino mi napolitana mientras la veo moverse nerviosa. —Cuéntame. — Mi voz sale más como una orden, no lo pretendía pero todo lo relacionado con esa zorra, me irrita.

—Bueno lo más reciente fue hace un mes, me echó café sobre la ropa delante de toda la clase, y dos días después en educación física cogió mi ropa y la mojó toda con lejía, y hace casi un año me intento tirar de las escaleras, pero John me agarró a tiempo.— Con cada palabra que suelta, me enfado más. Dios, ¡la intento tirar de las escaleras!

—¿Ella te tiró de las escaleras? — Ante mi pregunta Dani suspira y asiente.

—Sí, si no fuera por John...— Murmura algo sonrojada, yo alzo una ceja con una pequeña sonrisa bailando en mis labios.

Mi ira se está disipando, bueno no soy del tipo romántico, pero soy una chica y amo éstas cosas.

— Bien, primero, ¿te gusta John?—- Pregunto, se vuelve a sonrojar y se tapa la cara con las manos por lo cual vuelvo a asentir. Ya tenía una respuesta.

— Bien, me lo tomo como un sí. Etonces él te salvo de caer de las escaleras, eh... — Se sonroja más y decido parar de molestarla con esto.
Me enfoco en Rebeca y vuelvo a sentir la ira recorrerme de arriba abajo.

Mi cerebro trabaja a mil por hora mientras intento pensar como puedo deshacerme de la zorra loca. Una sonrisa se forma en mis labios, la que mi padre denomina "sonrisa de gato loco".

— Oye Dani, ¿te gustaría vengarte de ella? —Le pregunto, me mira confundida.

—¿Cómo?—Pregunta, me levanto y  tiro de su mano, arrastrándola hacia nuestra habitación.

*******

— ¿Os ha quedado claro?— Pregunto a Dani y Karen, la morena que me indicó donde estaba la cafetería ayer.

Las tres nos encontrábamos en la habitación que Dani y yo estábamos compartiendo, ellas dos sentadas en el sofá de cuero y yo de pie explicando el plan "A".
Karen también fue victima de varias bromas pesadas, así que Dani le contó y entre las tres planeamos las cinco primeras bromas.

Sí, va haber diez bromas en total, eso fue idea mía.

Con una no me conformo y dudo de que pueda divertirme si no gasto bromas y mucho menos voy a soportar la idea de esa zorra caminando tan tranquila por los pasillos mientras atormenta a todo ser viviente.

—Sí, pero y ¿si nos pillan? — Pregunta Karen, yo me encojo de hombros sin preocuparme, me han pillado haciendo cosas peores y con suerte me echarían. Yo siempre saldría ganando.

— Tranquila, dudo que nos pillen, si no lo han hecho con la zorra menos con nosotras. — Les sonrio intentando transmitir seguridad, lo cual parece funcionar.

Cuidado zorra, vamos a por ti

Internado de Pijos [Corrigiendo.]Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt