CAPÍTULO XIII

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Dash.

Esta semana ha sido una mierda, al igual que la anterior y las que siguen. Hace exactamente dos semanas que vi a Arienne en su colegio. Desde ahí me he mantenido encerrado haciendo estrictamente lo necesario: comer, dormir y fumar. Mi hermana por otro lado, se ha ido a la ciudad con Luke al cine. Al principio mostré mi descontento, pero no podía privarla a que saliera a divertirse un poco, o iba a terminar peor que yo.

Estas dos semanas las pesadillas apenas y me dejaban descansar. Me despertaba a cada momento sudando y asustado. Melody no sabía nada y por supuesto, no se lo contaría. No quería que se repitiera el incídete de días atrás.

Trataba de fumar lo más lejos de ella para que no se diera cuenta y se preocupara. Por fortuna, Los ataques de ansiedad no habían vuelto a repetirse.

Por otro lado, Luke logró que los socios de mi padre desaparecieran, lo cual me tranquilizaba en cierta medida, pero también me había puesto en alerta a cualquier otro movimiento sospechoso. Ellos no se iban a quedar tranquilos hasta encontrarme. Revisé los documentos y pude encontrar una pista importante que me abría paso a investigar a Akram, quien era un importante inversionista en los Emiratos Árabes unidos. Se es conocido como un país más rico del mundo, pero algo que aprendí al lado de mi padre en todos esos años de trabajo, es que no todo el dinero que posee los grandes magnates del susodicho país viene de fuentes legales. Se han encargado de crear una buena reputación, pero desde el fondo se maneja toda la corrupción y criminalismo.

Los actores corruptos y criminales de todo el mundo operan a través o desde Dubái. Los señores de la guerra afganos, los mafiosos rusos, los cleptócratas nigerianos, los lavadores de dinero europeos, los destructores de sanciones iraníes y los contrabandistas de oro de África Oriental, encuentran a Dubái un lugar idóneo para operar. Así fue como mi padre llegó al poder rápidamente¸ rodeándose de gente peligrosa pero que sabía cómo moverse sin ser descubiertos. Por supuesto, mi progenitor era ambicioso de poder y este era el golpe perfecto que necesitaba. Era el escenario ideal para su negocio de lavado de dinero y enriquecer aún más esos bolsillos que ya rebosaban.

Akram era el socio crucial de mi padre. Cuando sus fuerzas se unieron todo el mundo creía que serían invencibles y muchos carteles empezaban a tenerles miedo, o por lo contrario, los veían como una competencia que debía ser destruida. Ahí fue donde empezó una guerra sangrienta, donde el clan de mi papá estaba decidido a ganar. No les importó destruir a todo el que se impusiera en su "lucha".

«― ¡Ya te dije que no me importa nada!―vociferó mi padre, hablando por teléfono.

Hace unas horas hubo un golpe que desestabilizo a sus aliados, dejando más de una cuarta parte de sus miembros muertos. Eso le tomó por sorpresa haciendo que su estrés e ira subiera a niveles amenazantes. Se la pasaba caminando por su despacho dando órdenes, viendo planos y creando estrategias con Akram y Hasam, quienes también tenía todas las de perder en esta contienda.

―Debemos retroceder­― aseguró el oficial a mi padre.

Este lo miró con ganas de asesinarlo, y entendió que esa no era opción para mi padre. Pues hacerlo era perderlo todo; Su poder, su dinero, su estatus y por supuesto, su orgullo. Así que el iría hasta el final.

― ¡Se mata el que se tenga que matar, pero aquí no nos rendimos! ―sostuvo.

Todos asintieron y se marcharon. Yo me quedé sentado en mi silla, suplicando que no se desquitara conmigo o me mandara allí a defenderlo.

Se sentó en su silla mientras seguía mandando a la gente que había comprado para que acabara con sus enemigos. Muchos se habían querido salir―pero como era de esperarse― En este negocio el que entra no sale, al menos que no sea un tiro en su cabeza. Me tocó presenciar como daban de baja a civiles que por tomar una decisión errónea, ahora los apuntaban con un arma asegurándoles que iban a morir. Otras ocasiones, me había tocado la horripilante orden de yo mismo fusilarlos, y era eso lo que me atormentaba cada noche, haciéndome Sentir culpable.

ENIGMAWhere stories live. Discover now