CAPÍTULO XII

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Dash.

Debía mantenerme escondido si no quería ser descubierto por aquellos dos hombres. Maldije por lo bajo.

Cuando íbamos camino a la biblioteca, Luke y yo escuchamos los incesantes gritos de una chica que claramente aclamaba por ayuda. Salimos corriendo en busca de dónde provenía el ruido, pero cuando vimos a los hombres que forcejeaban con la víctima, sentí como si mi corazón dejara de latir por unos segundos.

Eran dos de los antiguos socios de mi padre. Podía reconocer a esos hijos de puta en cualquier lugar. Eran como la mano derecha de mi padre, por lo tanto estuvieron vigilándome por mucho tiempo; divirtiéndose cuando se les daba la gana.

Habían trabajado casi una década con él. Parecía una eternidad desde que los había dejado atrás, escapándome de esa vida de mierda, y me sentía tan seguro en este pueblo, lejos de toda esa gente, pero esa calma se estaba desapareciendo, porque si ellos estaban cerca, los otros muy lejos no estaban.

Luke salió detrás de los arboles tratando de auxiliarla, indicándole a los hombres que la dejaran. Odiaba mucho a los sujetos que se atrevían a tocar una mujer en contra de su voluntad. Eran unas escorias que no merecían vivir. Ya había visto tantos casos de abuso sexual, que el hecho de saber que un hombre tenía la mínima intención de poseer una mujer a la fuerza, era motivo más que suficiente para destrozarles la cara.

Los hombres soltaron a la chica y se fueron en sentido contrario. La pobre no dejaba de sollozar en los brazos de mi amigo quien intentaba tranquilizarla.

Cuando ya me sentía fuera del alcance de esos mal nacidos, Salí de las sombras llevándome la gran sorpresa de que la intrusa estaba presente junto con su amiga que se llamaba Lía si mal no recordaba. La miré sin poder evitarlo. Cuando su mirada se cruzó con la mía fue como si todo desapareciera por unos cuantos segundos. Solo eran sus ojos tan singulares observándome de una manera peculiar. Su cabello lucía igual de hermoso como las otras veces que lo había podido contemplar. Mis ojos recorrieron con atención su figura. Solo llevaba un diminuto short color blanco y un buzo.

Siempre había tenido control de mis hormonas, pero ella...ella era la primera chica con la que tenía contacto después de más de un año. Tal vez era por eso...había estado tanto tiempo encerrado sin ningún tipo de contacto con el exterior, que mi cuerpo no sabía cómo reaccionar ante una figura femenina.

Me acerqué a la chica y le extendí unas servilletas que tenía en los jeans y ella los aceptó agradecida. Volví a repararla quien me sorprendió cuando me regalo una sonrisa que me dejó sin habla. Era tan tierna, tan inocente que dolía que se tuviera que topar con alguien tan destructivo como yo.

de devolví la sonrisa.

Me quedé mirando la puerta como se cerraba frente a mis ojos. Suspiré y me alejé unos cuantos pasos esperando que la chica marcara el número de algún familiar y pudieran venir a recogerla.

Mi vista se clavó inevitablemente en la puerta blancuzca por donde habían desparecido. ¿Cómo era posible que una extraña cualquiera despertara algo que creía que no existía en mí?, me había acostumbrado tanto a la soledad, a que mis relaciones donde incumbieran sentimientos fueran tan efímeras. Siempre estaba alerta acerca de que no podía desarrollar empatía o ninguna clase de sentimiento positivo, porque era como la señal directa para que esa persona la desaparecieran de mi vida. Ya había sufrido tantas decepciones a mi corta edad, que había preferido pensar que no tenía nada bueno en mí, que ya no había ni una pizca de mi interior que sintiera. Me sentía como un muerto viviente. Que aunque mi corazón latiera, yo lo sentía apagado. Sentía que solo tenía capacidad para querer a la única familia que aún no me arrebatan. Sin embargo con ella todo era tan distinto. Tuvo mi atención desde la primera vez que cruzó ese gran portón. Ella no sabía en lo que se estaba entrometiendo, pero su insistencia lograba inquietarme. Si tan solo fuera un chico normal, sin tanta mierda que cargar, no dudaría en conocerla. Lamentablemente no era un individuo ni cercano a lo que una chica quisiera tener ni como amigo. Era más bien al que preferían tener a kilómetros de distancia, y es que era cierto, yo también me mantendría muy lejos de mí mismo.

ENIGMAWhere stories live. Discover now