Capítulo 38

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Llego al lugar pactado y la observo mirar hacia el horizonte desde lo alto del mirador. Quisiera tener la fuerza para decidirme por luchar por ella una vez más, pero tengo algo mejor: el coraje para luchar por mí, por centrarme en lo que yo necesito y quiero.

Me acerco a ella y comienzo mi discurso, no seríamos nosotras si nuestra escena final no tuviese un poco de drama y filosofía.

—La única paciencia infinita la tiene Dios y yo la verdad estoy muy lejos de parecerme a él. Las personas y hablo en general, creen que pueden herir a los demás, sobre todo a quienes los aman y que estas deben aguantar y perdonar sus errores —le digo con una mezcla de seguridad y tristeza dentro de mí, ella no sabe lo que viene y yo sigo buscando fuerzas para decirle todo lo que llevo atascado hace mucho tiempo.

—Pero las personas siempre nos equivocamos y es normal que en el camino lleguemos a lastimar a otras. —Hace una pausa y suspira—. Es parte del proceso, supongo —me dice dirigiendo su vista al espectáculo que nos regala la caída del día.

—Claro, parte de ser humanos es equivocarnos, tomar malas decisiones y al final eso termina haciendo daño a otras personas. Pero no me refiero a eso, hablo del punto de quiebre de una persona, cuando llega a su límite. Ese límite que por amor al otro se fue extendiendo, permitiendo cosas que antes eran imposibles de dejar pasar, cuando se llega ahí ya no hay vuelta atrás, ya no existe el "se la voy a pasar", porque llega a tal punto donde su amor cambio de dirección, ahora se ama asimismo y entiende que para hacerlo ya no puede seguir justificando las faltas del otro. – le digo y aun no sé si entiende que hablo de nosotras, o más bien de mí, de todo lo que aguanté para seguir juntas y que nuestra relación funcionara.

—Pero el amor te ayuda a perdonar, cuando amas a alguien debes ser capaz de amar tanto sus virtudes como sus defectos e incluso sus demonios, ¿no? —me pregunta aun con su mirada puesta en el atardecer y empiezo a creer en lo irónica que resulta la vida en ocasiones. Allison y yo amábamos ir a ver puestas de sol, cada fin de semana libre intentábamos ir a verlos desde distintos puntos de la ciudad, pero nunca habíamos presenciado uno tan hermoso como el que tenemos en frente. Los atardeceres reflejan el final del día para abrirle campo a la llegada de la noche, igual a lo que pasará con nosotras algo terminará para que otra etapa inicie, de mí parte está claro: amor propio y yo iniciaremos una relación y esta sí será para siempre.

—El amor perdona, en eso estamos de acuerdo, Alli. ¿Pero hasta qué punto debes perdonar a la otra persona solo porque la amas? —le devuelvo su pregunta de forma distinta, pero no la dejo responderme para continuar—. La esposa que le perdona a su marido el que cada día llegue borracho porque al menos no es agresivo. ¿hace bien? No, porque cuando decides extender el límite de lo tolerable una vez, lo seguirás haciendo, incluso cuando ese mismo hombre llegue a su casa borracho y le dé el primer golpe a su mujer ella lo va a perdonar, porque ya llevaba tanto tiempo aguantando por amor que ni siquiera logra ver que está mal. Pasarán los años y ella seguirá extendiendo ese hilo de tolerancia que todos tenemos, cuando ya no sea por amor, será por sus hijos, por el qué dirán, por su familia, por el miedo a empezar de nuevo sola. —le digo y la conozco tan bien que estoy segura que piensa que estamos en uno de nuestros debates casuales.

—Sam, primero, no hay un límite estándar que te diga hasta dónde soportar las fallas de tu pareja, al menos no viene en ningún manual, de hecho, no hay un manual que te diga cómo amar a otra persona —dice con seguridad y se voltea hacia mí, para ella efectivamente es un debate y quiere ganarlo, aunque en esta oportunidad perderemos las dos—. En cuanto a la señora, ella tuvo la culpa, ella dejó que su marido llegara borracho y luego lo perdonó por agredirla físicamente, él sabe que ella lo seguirá perdonando y la crueldad que él lleva dentro lo motivará a seguir buscando el punto de quiebre de su esposa, descubrir hasta dónde llega su poder sobre ella —Me da justo lo que necesitaba para iniciar lo que realmente quiero decirle, ella sin darse cuenta me acaba de dar las herramientas adecuadas para soltar la presión que tengo dentro y decirle por qué ya no quiero regresar con ella.

Punto de QuiebreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora