Capítulo 12.

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4 de julio de 2018
Día 2 de navegación.

LOLA

Me miro en el espejo una última vez. Quiero recordarme así.

Salgo del camarote y miro el reloj en el móvil: las dos de la madrugada. He quedado con Óscar a las dos y diez en la cubierta para estar un rato a solas.

La noche de ayer fue una locura.
Cuando terminamos en el bar, fuimos al camarote de Óscar, donde lo hicimos dos veces más. Es un chico insaciable.

Realmente tengo miedo de que pueda llegar a sentir demasiado por mí. No quiero romperle el corazón a nadie. Al fin y al cabo, esto es un mundo aparte y cuando volvamos a la realidad todo será muy diferente.

Guille no me ha llamado ni me ha escrito, cosa que en parte agradezco porque así no tengo que estar dándole largas. Y en cuanto a mis padres, no he hablado con ellos desde la pelea con mi padre. Ni pienso hacerlo. Tampoco me los he encontrado por ninguna parte, casi parece que se hayan esfumado.

Por lo demás, me lo estoy pasando verdaderamente bien en este barco. Esta mañana he estado en el spa y he conocido a Lidia. Una abogada de veintitantos años que es majísima además de un pibón. Me ha estado contando lo que le ha supuesto estudiar derecho y por qué no debería meterse nadie en esa carrera a no ser que sea vocacional. Lo dicho, un amor de chica.

Cuando me quiero dar cuenta de dónde estoy compruebo que he llegado al sitio de encuentro, pero que Óscar no está. Es raro porque fue él el que insistió en que nos viéramos aquí. Decido sentarme en una de las muchas sillas plegables que hay dispuestas por toda la zona y esperarle. No creo que tarde mucho.

Me quedo mirando a la oscuridad del horizonte. Realmente estamos perdidos en la nada. Es asombroso como este pedazo de barco es capaz de flotar y no irse a pique.

Estoy sumida en mis pensamientos cuando una mano me roza la cintura. Grito fuerte y me levanto de un brinco de la silla por el susto.

– ¡Perdona! ¡No quería asustarte!- Es Pol, el camarero que me dio la comida el primer día, el que está riéndose mientras comprueba que no me ha dado un chungo.- ¿Estás bien?

– ¡De milagrito!- Grito riéndome.- ¿Cómo se te ocurre acercarte tan silencioso siendo de noche? ¡Si quieres matarme hay muchas formas que no sean de miedo!- Pol ríe a carcajadas. No me había fijado mucho hasta ahora pero es realmente mono cuando sonríe.

– Perdona, de verdad, no pretendía.- Hace una pausa y ambos nos apoyamos en la barandilla del barco.- No pensaba que iba a asustarte tanto.- Hace una pausa mirándome de arriba a abajo.- Te he visto sola y pensé que igual querrías compañía.- Se encoge de hombros inocentemente.

– Bueno, si te vas acercando así a la gente nadie va a querer que les hagas compañía.- Rio.- Estaba esperando a Óscar pero aún no ha llegado....

– ¿Óscar Martínez? ¿El camarero del bar de la piscina?- Abre los ojos como si le costara creer lo que le digo así que me limito a asentir.- ¿Estáis...?

– Bueno, no.- Le corto.- No somos nada si es lo que quieres decir. Sólo amigos.- Sonrío pero el permanece serio. No le ha hecho ninguna gracia a juzgar por cómo aparta la mirada nervioso.- ¿Pasa algo? ¿Hay alguna regla que impida a la tripulación hacerse amiga de los pasajeros o...?

Muerte en el mar [Pausada temporalmente ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora