― ¿Es ella? ―preguntó Luke a mis espaldas.

Me volteé y vi que la chica ya se había ido. Me había ensimismado tanto en mis pensamientos que me había desconectado de lo que  pasaba a mi alrededor.

Asentí con la cabeza.

―Conozco a la amiga―expuso.

Entrecerré mis ojos, animándolo a que continuara.

―Vive por el supermercado donde trabajo­―suspiró―. Hemos intercambiado unas cuantas palabras. Se ve muy simpática.

― ¿Sabes cómo se llama? ―pregunté curioso.

―No―negó con su cabeza―. La había visto un par de veces con ella, pero nunca he escuchado su nombre.

Me frustré, pero traté de que no fuera notorio. Asentí con la cabeza aún pensando en ella.

―Dash, hay que centrarnos en lo que importa―sugirió intranquilo.

Sabía a qué se refería. Hasam y Akram; los socios de mi papá más poderosos que tuvo. Si estaban aquí en este pueblo tan retirado no era por el simple hecho de querer abusar de las habitantes. Sabía que me estaban siguiendo el paso, lo cual significaba que me llevaban la delantera.

―Son muy poderosos. Si los toco a ellos, el resto se vendrá en mi contra­―expuse.

Seguimos caminando para llegar a la biblioteca rápido y no dejar a mi hermana mucho tiempo sola, y ahora menos que sabía que esos dos estaban aquí en busca del traidor que tuvo el descaro de robarles.

Entramos a la biblioteca y fuimos directamente a la puerta trasera. Allí estaba mi hermana leyendo un libro a la par que comía golosinas. Nos miró y se alegró.

―Ya empezaba agobiarme aquí sola­―dejó el libro de lado. Al ver nuestras expresiones preguntó―. ¿Qué ha pasado?

Luke y yo nos miramos y no sabíamos cómo darle la noticia. Tomé el valor y sin mucho preámbulo le dije:

―Los socios árabes de nuestro padre están en el pueblo.

Su rostro palideció, levantándose de golpe de la cama.

­― ¿Qué? ¿Pero cómo? ―se angustio―. ¿Cómo llegaron aquí? ¿Cómo los vieron? ¿Te vieron?

Negué con la cabeza y Luke la tomó por los hombros, tratando de tranquilizarla.

―No lo vieron―aseguró mi amigo―. Nos dimos cuenta porque de venida vimos como intentaba abusar de una chica.

Y para peor reacción, se puso a llorar desconsoladamente. Apartó a Luke de un empujón y subió las escaleras. Le di una vista rápida a él, quien seguía con su expresión de preocupación.

Sin evitarlo más, fui directo a la mesita de noche y saqué un cigarro. Rebusqué una candela. Luke tenía su mirada acosadora en mi todo el tiempo, pero lo ignoré hasta que por fin la hallé entre el desorden que tenía en mis cajones.

―No hagas eso―opinó él.

Prendí el cigarro y rápidamente expulsé el humo, invadiéndome esa sensación de tranquilidad a la cual ya me había vuelto totalmente dependiente.

­―Me vale mierda―dije sin más.

El suspiró y se sentó en la cama.

―Vas a llamar a la comisaria del pueblo­―hablé.

El me miró confundido, pero me prestó atención

­― Vamos a dar sus nombres y vamos a mandar sus fotos anónimamente.

ENIGMAWhere stories live. Discover now