Capítulo 13: ¡Socorro! ¡Aléjense de ese demonio!

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Aquella sensación que sentía hacia ella era muy extraña. Detectaba como... un aura oscura en su interior. Me sentía incómoda en aquella escena. La niña me seguía mirando sin musitar palabra. Ninguna de las dos nos atrevíamos a pronunciar otra palabra más. El señor multicolor se puso detrás de la niña y me sonrió.

-Que niña más linda, seguro que Lazari y ella se lo pasarán de maravilla —Dijo éste con una amplia sonrisa.

-Sin duda Splendorman —Dijo Slenderman sonriendo. Éste me miró- ¿Por qué no le enseñas a nuestra invitada tu cuarto, Sally? —Asentí sin ganas.

Salí del salón y me volteé para ver si la niña me seguía. Ésta se acercaba animada hacia mí. Subí las escaleras y me dirigí hacia mi habitación. Abrí la puerta y dejé pasar a ella primero, luego me metí en la habitación y cerré la puerta detrás de mí.

-¡Wow! ¿Este es tu cuarto? ¡Parece un paraíso! —Exclamó. Ésta extendió sus brazos y comenzó a dar vueltas, cayendo finalmente en la gran cama. Ella se comenzó a reír con energía. La verdad es que no parece tan terrorífica como pensaba. Aunque es bastante tonta e infantil -Por cierto, ¿cómo te llamabas?

-Sally, ¿y tú?

-Yo Lazari, un gusto. ¡Espero que nos podamos llevar muy bien!

-Lo mismo digo —Sonreí.

-¡Oye vamos a jugar! —Dijo alegremente. Yo asentí con una pequeña sonrisa.

Fui hasta la zona de mis juguetes y saqué unas muñecas de la Barbie que habían guardadas en una caja.

-¿Quieres jugar a las muñecas? —Pregunté enseñándole un par de ellas. Lazari saltó de la cama y corriendo como el rayo se puso enfrente de mí, mirando asombrosamente las muñecas -Elije la que quieras.

-¡Wow, son muy hermosas! —Dijo cogiendo a una y mirándola -Que pena si le pasara algo malo... —La miré extrañada. Ella puso una cara que dio miedo y con sus dos manos le arrancó la cabeza. En ver aquella escena hice un chillido.

-¡OYE! ¡Esa muñeca tenía que pagar el alquiler del piso! ¡Ahora por tu culpa perdí 3000 barbiedólares! —Sin duda, inventando nombres para las monedas no era lo mío. Lazari me miró con una sonrisa diabólica, la cual me dio escalofríos.

-¡Venga, vamos a tirar las cabezas de las muñecas por la ventana! —Dijo con un tono maléfico dirigiéndose hacia la ventana.

-¡No! —Ella se giró con una expresión de enfado. Yo tragué saliva e intenté encararme a ella -¡Son mis muñecas! ¡No puedes venir a mi casa así como así y coger mis cosas y hacer lo que quieras! ¡Si quieres lanzar cabezas, utiliza tus muñecas, no las mías! ¡Así que aprende a respetar las cosas de los demás! —Ella me miró enfadada.

-Tú vas a hacer lo que yo quiera, porque si no lo haces... -Cogió del armario de Slender un hacha y comenzó a romper mi zona de juguetes. Las paredes pintadas de rosa, estaban agrietadas, la estantería destrozada en el suelo, mis libros rotos, mis juguetes también, todos los regalos que me habían regalado, todo lo había perdido. Me caí lentamente al suelo y empecé a llorar en silencio- ¿Ves? Eso es lo que pasa cuando una niñata como tú me enfada.

No...No podía soportarlo más... No podía soportar a aquel demonio pestilente. Me levanté del suelo. Tenía muy pocas fuerzas para levantarme, pero poco a poco pude lograrlo. Lazari me miraba con una sonrisa macabra mientras yo la miraba con desprecio. De repente sentí que todo mi cuerpo estaba acumulado de una gran energía. Me acerqué lentamente a Lazari, ésta reía como lo desquiciada que es. Con un movimiento rápido cogí el hacha y la miré con cara diabólica. Ésta me miró asustada. ¿Qué es lo que me está pasando? ¿Por qué estoy haciendo esto? (Relájate... Me estoy poniendo al mando...) ¿Al mando de qué? (Tu lado maligno se activó... Es hora de ponerme en acción...) ¿P-Pero que estas tramando de hacerme? (Tu solo estate quieta y todo irá bien...)

¡Socorro! ¡Estoy rodeada de idiotas! ©Where stories live. Discover now