Noche Estrellada

1.3K 170 5
                                    

Las flechas venían de varias direcciones, no tenía tiempo para mirar de dónde exactamente, mis reflejos eran rápidos, podía moverme con mucha velocidad, pero me distraje mirando Alcina por un momento y una de estas rozó mi hombro, provocando una herida a la que vi regenerarse a los segundos, ¿qué mierda?, esto ya era otro nivel de anormalidad, después de unos minutos estaba exhausta de tanto esquivar, así que Alcina ordenó parar, "Y bien ¿qué tal lo hice?", "Muy bien querida, tu mutación te dio habilidades sobrehumanas, sentidos agudos, mejores reflejos y además regeneración, impresionante", sonreí acercándome a ella, "Ahora le vas a informar a Miranda, ¿verdad?", "Es mi labor, no me mires así, ahora permíteme ver esas alas, pero primero", hizo una señal para que los aldeanos se fueran del lugar, cuando se retiraron desabroche los botones de la blusa para no arruinarla, desplegando las, "Ah las odio", expresé con disgusto, "Tan mal no están cariño de verdad, vamos intenta moverlas y alzar altura", "Esto es tan extraño, no es que sea muy normal todo desde un principio pero esto ya es la gota que derramó el vaso" dije mientras intentaba que algo sucediera, el control no era suficiente, cerré los ojos concentrandome, ¿qué con exactitud tenía que hacer?, tomé un largo respiro y sin darme cuenta me estaba elevando unos pocos centímetros del suelo, abrí los ojos notando lo que había logrado, de la impresión volví a bajar, "Funciona muy bien pero necesitas practicar un poco más", "Supongo, ¡woh es increíble! quizás si me impulso más", una idea pasó por mi mente, así que la efectúe muy segura, corrí al otro extremo del patio tomando altura, impulsando con un salto grande y veloz, con el empuje lo había logrado estaba flotando aún más alto del suelo, Alcina aplaudía desde abajo, no pude evitarlo y me impulse hacia ella, atajando mi cuerpo rápidamente, nuestros rostros quedaron frente a frente, reímos quizás de emoción, "Que inteligente eres, pero la próxima ten cuidado mi abrigo se pudo dañar" reí, colocando mis pies de nuevo en el suelo, "Por cierto no te había dicho lo hermosa que te ves esta noche", dije no despegando mi mirada de arriba hacia abajo, pues llevaba un vestido rojo, con escote en v, hasta la rodillas, pegado al cuerpo, donde se marcaban aún más sus curvas, un abrigo blanco elegante y un sombrero blanco como siempre, "Lo sé, lo sé, soy genial", "Vaya egocéntrica, eso me pasa por abrir la boca", de nuevo reímos, era sólo una simple broma, el nivel de confianza que habíamos alcanzado los últimos días era simplemente maravilloso, sin darme cuenta ya no tenía que pensar tanto lo que iba a decir o hacer, simplemente era yo misma y ella también, lo cual lo hacía meramente especial. 

De nuevo me había perdido en su mirada, me tomó mi mano al estar desprevenida y me alzó sentándome en el muro a un lado de las escaleras, la noche estaba despejada y las estrellas eran más visibles, con Alcina de pie al frente de mi y, de pronto la charla por su expresión seria algo serio, ya estaba preparándome mentalmente para una mala noticia, pero no fue así, "Sé que has aguantado tanto por mi culpa, que no puedo traicionar a Madre Miranda, pero no permite defraudar a alguien que me ha dado todo lo que tengo ahora y sé que me entenderás muy bien, has visto lo que está en juego y lo no quiero perder por ningún motivo, pero eso no significa que me importas menos, estoy intentando hacer lo mejor posible y me encanta verte sonreír, esa sonrisa que es mucho más bella que el brillo de todas las estrellas", sus palabras me llenaron profundamente, quizás si todo había valido la pena y ver su mirada dulce, sincera lo rescataba todo, tomé su mano  entrelazando con la mía, besándola en sus labios color carmesí, corte con el pequeño beso, quería expresar todo de una buena vez, "He dejado de tener miedo y sigo aquí por que tú y tu familia me importan, las protegería de cualquier amenaza así sea de la misma Miranda, porque te amo y detesto el trato que les da, no son armas y aunque no sepa mucho de la situación se que no planea algo muy bueno, de todas formas no pienso dejarte sola jamás", terminé acariciando su mejilla, "Yo también te amo, pero tranquila Madre Miranda no nos dañaría", espera un momento ¿qué había escuchado antes?, "Disculpa ¿puedes repetir lo primero?", dije incrédula y a la vez porque quería volver a escucharla decirlo, "Mmm que te amo, eso es el sentimiento que no logré explicar y difícilmente lo vaya hacer", reí conmocionada, mientras la escena era perfecta para sincerarnos, un gran paso se había logrado esa noche y no podía estar más feliz. 

Cada vez hacía más frío así que sugerí volver a dentro, esta vez con ella siguiendo mis pasos, nos dirigimos al salón de teatro, era todavía muy temprano para ir a la habitación, lo sucedido se merecía una mejor celebración y hace mucho tiempo que no tomaba un buen trago, avance de forma coqueta hasta su asiento, tocando el material de su abrigo suave, atrayendo la hacía mis labios, "¿Tienes alcohol? algo que no sea vino con sangre de virgen ya sabes", "En el estudio hay whisky, pero un momento no sabía que te gustaba tomar", "Hay muchas cosas que no sabes de mi ama, no te muevas voy por el", me dispuse a buscar el dichoso trago no si antes lanzar una sonrisa coqueta y recibir una contestación "Ya no tenemos que llamarnos así, dime Alcina o como quieras cariño", me quedé en el marco de la puerta y asentí para regresar a mi tarea, busca el whisky de la señora Dimitrescu. 

Cuando volví con la botella y dos vasos el salón ahora se podía escuchar una melodía, la música que usualmente escucha, serví un poco y le entregue su vaso a lo que agradeció sonriente, tomé el trago de golpe, amargo y caliente en mi garganta pero la sensación después no estaba nada mal, "Lo importante es disfrutar el sabor poco a poco, no es un whisky cualquiera", " Lo sé, pero lo necesitaba, no lo siento", dije sirviendo  otro trago, esa era de esas noches donde más me apetecía era perderme y olvidarme de todo por unas horas eso antes de tener que volver a ver a Miranda y su decisión final, bla bla bla, puta loca sólo eso pensé, tomé un trago más de mi vaso y sabía lo que exactamente quería hacer, con la música algo alta, la agarré del brazo invitándola a bailar, casi que a jalones, mientras reíamos, nunca había bailado con ella y por la altura era algo complicado, pero ahora no era tan difícil, "Te pones algo traviesa, pero me gusta, esta bien te voy a enseñar cómo bailar", dijo poniendo sus manos a la cintura, bueno que la diversión empiece pensé. 

Mi Dama de Fuego Where stories live. Discover now