Mascota

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Sabía que estaba por perder mi cabeza o algo así, abrí los ojos y ahí estaba de pie, con su rostro enfurecido, maldiciendo, podía escuchar a sus hijas quejarse, llamarme "inútil", estaba segura que sería un error que no perdonaría, de pronto volteo su mirada a mi, "Tu… tu torpeza...sígueme lo tendrás que arreglar", ¿ qué había pasado?, juro que por unos segundos sentía que estaba furiosa, pero al mirarme fijamente, pude distinguir como su enojo eufórico se controlaba, ¿acaso me quiere matar en privado?... 

La seguí en silencio hasta su habitación, al entrar se retiró su sombrero, "Prepara el baño", seguí su orden y entre al baño, había una tina gigante en la centro, habían botellas de vino, unas velas sin encender, perfumes, cremas, la luz tenue de la habitación la hacía más acogedora, era el lugar perfecto para relajarse, encendí algunas velas, llene la tina y puse las sales y aromas que le gustaba a la señora. Cuando había terminado, ella ya estaba ahí, se abrió pasó pasando de mi, pensé que era tiempo de retirarme así que retrocedí, "¿Dónde vas? necesito que tengas el vestido", dicho esto se empezó a desajustar su corset, para después pasar por los botones del vestido blanco, cayendo totalmente al suelo, trague saliva, nunca la había visto en ropa interior, llevaba un conjunto negro de encaje, "mierda todo es muy sexy, las velas, el olor y esta mujer, es un cuadro típico de película", me decía a mi misma, sin más titubeos, recogí el largo vestido para ponerlo en unas cesta y poder llevármelo, cuando por fin me iba a retirar, de nuevo me detuvo, "No te he dicho que te retires, necesito que me alcances mi toalla cuando termine, así que quedate",  "Que..quedarme" dije, no me respondió, en cambio sólo siguió desnudandose como si no estuviera ahí, no se que me pasaba pero mis piernas temblaban, me quedé quieta en la esquina, intentando mantener mi mirada lejos de la escena, lo que menos quería era incomodar. 

Mientras ella se limpiaba, yo no podía dejar de pensar en el maldito sexy conjunto negro que tenía y como este se añadía tan bien en sus curvas, empezando por su desmedido pecho, creí que me estaba volviendo loca, de pronto no pude controlar la mirada y me quedé absorta en sus pechos, ahora húmedos y sus rizos negros cayendo, sus manos sujetando la esponja y sus movimientos lentos, no me di cuenta cuando Lady Dimitrescu tenía su mirada en mi dándose cuenta de inmediato de mi expresión, con voz suave se dirigió hacia mí, quitandome del transe, "¿Te gusta lo que ves pequeña?" para después sonreír, me sonroje rápidamente, sin poder volver a verla a la cara, muerta de vergüenza, quería salir corriendo no estuvo bien, de nuevo lo hice mal, cuando su mano mi señalo que me acercara, no podía negarme, así que di unos pasos adelante, su mano tomó mi muñeca, sujetando con algo de fuerza, de nuevo su mirada sentía que me quemaba por dentro, su expresión era diferente, sabía que seguramente volvería a beber de mi sangre, pero está vez fue muy diferente, me jalo hacia ella, haciendo que todo mi cuerpo entrara en la tina, caí en su abdomen, no sabía qué hacer, estaba inmóvil, baje la cabeza, pero su mano levantó mi barbilla, estábamos muy cerca, todo contacto físico que antes no teníamos ahora era diferente. 

"No tienes que tener miedo, no te voy a morder", pude escuchar, después sus manos alzaron mi vestido, ya mojado, levante las manos para que lo retirara más fácil, no podía decir que no, tampoco quería que se detuviera, parecía un sueño, esto realmente no estaba ocurriendo, ni siquiera lo hubiera pensando, al retirar mi vestido me dio órdenes de quitarme el sujetador y mis bragas, una vez completamente desnuda, se acercó a mi oído, "Sé que eres virgen, así que lo haré con cuidado mascota", ¿mascota, perdón? Me había dicho mascota, no pude refutar la idea, porque en ese mismo instante sentí sus dedos en mi centro, de mi boca escapó un gemido y pude ver como sus ojos se iluminaban aún más, me mordí el labio para retener mis sonidos, escuché cómo reía, estaba disfrutando verme frágil, sus dedos sólo presionaban, pero comenzó hacer movimientos círculares lentos y después un poco más rápidos, sólo cerré los ojos y me deje llevar por la sensación, de pronto su otra mano se posó en uno de mis pechos, apretando lo con fuerza, no pude resistir más, jadeos más fuertes se hacían  presentes, "Dime que los quieres adentro mascota", me estaba volviendo loca, sus dedos acariciando mi pezón, sus movimientos circulares, "Si, mierda si", lo único que pude pronunciar, río de nuevo de esa forma tan malditamente seductora, respire hondo cuando sentí que como se deslizaban dentro de mí, dolía como infierno, no eran para nada pequeños, mis quejidos de dolor no tardaron, pero su maldita voz de nuevo, "shhh, si no te relajas, dolerá más, siempre duele la primera vez ", hice caso y de nuevo cerré los ojos, la sensación extraña y totalmente nueva para mi, dejo de doler un poco cuando sus dedos empezaron a salir y entrar en mi, una y otra vez, con una rapidez increíble, de nuevo mis gemidos eran más fuertes, imposibles de controlar, ¿en qué momento había llegado a esto?, arriba de semejante mujer, con sus dedos presionando mi clítoris y empujando con algo de fuerza hacia dentro, se sentía demasiado bien, sin fuerzas para controlarme, empecé a mover mi cadera arriba y abajo, "Alguien está siendo impaciente, excelente, pide más, puta", como si de una orden se tratase, tiré mi cabeza hacía atrás, sólo asentí, en este momento las palabras no me salían, aún cuando sentía que no podía más, su mano me tomó del cuello, me trajo hacia adelante, mientras sus dedos le seguían follando más rápido, sólo pude visualizar su expresión llena de lujuria mientras yo me venía en su mano, gemi por última vez, no controlaba la respiración, soltó mi cuello y caí en su pecho, lo último que vi fueron sus dedos en su boca, lamiendolos y yo caí desorientada… 

Mi Dama de Fuego Where stories live. Discover now