Prólogo.

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Ya está. Es demasiado tarde para echarse atrás. Esto se le ha ido de las manos demasiado.

Nunca se había considerado una mala persona, al contrario, siempre había hecho lo correcto. Realmente no llegaba a entender qué había podido cambiar en su interior para acabar matando a dos personas.

Repasa de nuevo mentalmente el plan. No puede fallar. Es la tercera víctima y aún nadie tiene un culpable claro. Siempre supo que su apariencia ficticia sería lo suficientemente creíble.

Tiene que aprovechar el bullicio de la hora de la cena para hacerlo, de lo contrario habrá demasiada gente por los pasillos y demasiadas probabilidades de error.

Pero eso no pasará porque se sabe el plan al dedillo. Al fin y al cabo, es la tercera vez que lo ejecuta.

Va al camarote de la señora mayor que vio esta mañana en proa. Parecía una víctima fácil. Pudo deducir un problema en su cadera por la forma en la que se inclinaba hacia la izquierda
cuando caminaba. Eso fue lo que le hizo decantarse por ella: su imposibilidad para huir.

Llama dos veces a la puerta y espera una respuesta desde dentro. Nadie abre, así que asume que la mujer ha ido a cenar como el resto de los pasajeros.

Fuerza la puerta con la tarjeta de su habitación y entra en busca de información sobre la víctima. Una vez leyó en un libro sobre cosas que debías saber de los asesinos en serie que lo último que debería hacer un asesino es crear un vínculo con su víctima, ya que esto dificultaba la tarea. Aunque buscar información no era crear vínculos. Solo quería saber cosas de la víctima: si tiene hijos y nietos, si su casa es grande, sus aficiones, etc.

Se dirige al baño corriendo cuando escucha la tarjeta entrar en el lector y pone el plan en marcha.

Se oyen varias voces. No contaba con que la mujer viniera acompañada ni que regresase tan temprano de la cena pero a estas alturas no puede echarse atrás. Víctimas tres y cuatro entrando en escena.

Se prepara y saca la navaja del bolsillo trasero. Respira y se concentra. No puede fallar. Un corte certero en la yugular para dejarla ko. Ya se encargará de su acompañante más tarde.

El pomo de la puerta del baño gira y se esconde detrás de ésta. Inicia la cuenta atrás mentalmente. 5..., 4..., 3..., 2..., 1....

Con un movimiento propio de un profesional, corta el cuello con una precisión increíble.
La mujer se desploma mientras agoniza y muere a los pocos minutos. Un charco de sangre inunda el suelo. Mira la navaja de reojo y ve que la hoja también está manchada. Es lo que más odia del ritual; lo manchado que se queda todo.

Podría hacerlo diferente, podría ser más cuidadoso pero, ¿qué gracia tiene eso?
Nunca ha sido una persona sádica que disfrutase viendo a la gente sufrir. De ahí su modus operandi; con rapidez y silencio. La víctima no grita porque prácticamente no le da tiempo.

Su acompañante entra alarmado en el baño al escuchar el golpe de la señora contra el lavabo, le tapa la boca y le asesta cinco puñaladas entre las costillas. Aunque bueno, puede que alguna se desviara un poco. Más sangre, piensa.

Se acerca al lavabo sorteando los dos cadáveres, se lava las manos y enjuaga la navaja. Si algo odia es lo pegajosa que se queda después de la faena.

Víctimas 3 y 4 salen de escena, piensa.

Se cierra el telón.















• Los personajes que he puesto en las fotos es sólo como yo me los imagino y por si queréis imaginároslos como yo :)•

Muerte en el mar [Pausada temporalmente ]Where stories live. Discover now