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MI NOVIA

+ Thomas Wilson +

Sí, sí, mi padre.

Si no me equivoco él estaba en un viaje del cual llegaría mañana a primera hora del día. Un viaje del cual me escaquee para no asistir a esas aburridas conferencias sobre los hoteles y todo ese tema sobre cómo dirigir uno...

irrelevante.

Le lanzo a mi padre una mirada de advertencia para que no se pasase de listo a la hora de hablarle a Jess.

Richard Wilson suele ser una persona elitista, fría, impaciente y bastante amable cuando se lo propone.
Antes del divorcio era un hombre simpático, sereno, confiado, optimista, sociable... hasta que mi madre lo dejo por otro.

Miro fijamente a Jess, la cual tiene una expresión bastante asombrada.

—Salgamos de aquí—le digo mientras la agarro de la mano.

La arrastro junto a mí para salir del agua fría juntos, para después yo mismo ponerle la sudadera negra que anteriormente traía puesta. Escucho un «gracias» de su parte.
Por otro lado veo a mi padre divisar la escena con una expresión bastante seria a lo que me da a pensar que está enfadado...

—¿Podemos pasar?—le pregunto a mi padre cuando me posiciono justo delante de él, con Jess detrás mía.

Sin pensarlo mucho él se hace a un lado para dejarnos pasar. Llevo a la pálida chica al salón y la dejo allí por unos minutos mientras voy a buscar un par de toallas al baño de invitados.

Mi padre se queda en el salón con ella, y al parecer hablando ya que escucho en bajo un: «Hola, soy Richard, el padre de Thomas»

Me gusta que la trate con el respeto que se merece, no faltaría ni más ni menos que la tratase como a una cualquiera...

Pienso mientras vuelvo al salón.

—¿Como se conocieron ustedes, Jessica?—escucho cuando entro al salón con las toallas en mano para después envolver a Jessica con la más grande.

—Gracias—susurra para mí—Bueno... nos conocimos una de las primeras semanas de instituto, en septiembre. En la biblioteca—le dice a Richard con una de sus sonrisas.

—En la biblioteca—dice asombrado, pero incrédulo.

—Sí, fue algo... repentino... esporádico mejor dicho.

Ya, yo diría que fue por culpa de esa voz dulce, demandante y enfebrecida que escuche aquel día...

Ella siempre recalca sobre lo demandante que soy, pero al parecer nunca se da cuenta que su tono de voz es fuerte y altivo, casi como el mío.

Sin apartar la vista de ella veo como Jess al final posa su mirada en la mía.

—Si nos disculpa—le dice a mi padre con una sonrisa amable para después tirar de mi hacia la cocina, la cual está a la vista.

—Veo que os lleváis bien—admito con extrañeza.

ignora mi comentario.

ÉL Y YO Where stories live. Discover now