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ELLA

+ Thomas Wilson +

Estoy buscando en mi armario una sudadera que se adecue a la talla de su cuerpo, pero todas son muy grandes así que seleccione una cualquiera.

Giré mi cabeza hacia la puerta del baño, la cual estaba entreabierta, me fue imposible no pasar mis ojos por su piel desnuda. Y tengo que admitir que su cuerpo es bastante llamativo por las formas curvas que la rodean.

Y... justo en ese momento sus ojos chocaron con los míos...

¡Pervertido!—me gritó cerrando la puerta del baño.

—No es mi culpa que dejes la puerta abierta—le respondí tranquilo.

Habían pasado unos cuantos minutos—por no decir media hora—Y no sabía si la muy torpe se había caído en el baño o que... Así que toque con mis nudillos la puerta blanca del baño.

—¿Sigues viva?—apoye mi cuerpo en el marco de la puerta—¿Te ahogaste con el agua o qué?

No hubo respuesta de su parte, así que no tenia otra opción que abrir la puerta y mirar si no tenia un cadaver en mi baño.

—Voy a entrar—le aviso—Después no digas que soy un pervertido...—Pero en ese momento ella abrió la puerta.

Jessica está envuelta en una toalla blanca, ya no tiene el maquillaje por toda la cara, y puedo detallar las pequeñas pecas que adornaban sus mejillas.

Me mira mientras suspira.

—¿Me prestas algo para dormir?—su voz es suave y demandante, pero seguía con ese tono ebrio.

Para que ocultarlo, Jessica es guapa.

Me dirigí hacia la cama donde esta la sudadera gris que había elegido para ella, estire la mano y le ofrecí la prenda.

Se acerca levantando su mano y agarrando la sudadera, se dirige al baño y después de unos minutos sale.

La reparo, mirándola de arriba a bajo. La sudadera le quedaba muy bien, cubre solo la parte de arriba y deja descubiertas sus piernas.

—Tengo hambre—dice haciendo una mueca.

—En la cocina hay comida, ve y come lo que quieras.

Ella miro la puerta de la habitación para después dedicarme una mirada de vergüenza.

—Pero tus padres...¿Están en casa?— me pregunta desviando la mirada a sus pies.

Ese gesto la hace ver muy adorable...

Me reí, haciéndola fruncir en ceño.

—Vivo solo—mire sus ojos cafés oscuros.

—Oh... bueno— parecía sorprendida—Y la cocina est...

—Está en el piso de abajo, justo cuando bajas las escaleras—la interrumpo.

—...Vale—no parecía muy convencida

—Mira, déjalo. Estas ebria y aunque se te haya pasado un poco con la ducha sigues teniendo un aspecto... como decirlo... ¿Pésimo? —me levante de la silla de mi escritorio— Vamos.

Salimos de la habitación, bajamos las escaleras y llegamos a la cocina, la miré y ella parecía maravillada con lo que acababa de ver.

¿No ha visto un perro en su vida?

ÉL Y YO Место, где живут истории. Откройте их для себя