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TRES LIBROS

• Jessica Allen

El jueves Marc y yo por fin habíamos terminado el trabajo de Historia.

Tengo que admitir que había sido muy fácil realizar el trabajo con él, sus ideas eran realmente buenas, sorprendentes, y con ayuda de mi organización y decoración todo se complementó muy bien.

Ese día me dijo que el viernes—es decir, hoy—me llevaría a la librería ha compárame los tres libros que me debía, por la apuesta.

¡Más libros para mi estantería!

Hoy por la mañana expusimos nuestro trabajo de la antigua Roma y la Sra. Mary nos felicitó por el grandioso trabajo que habíamos hecho. Nuestra calificación fue la más alta, yo no me lo podía creer, solo tres parejas más sacaron lo mismo.

Todavía no me lo creo.

Ahora mismo estoy caminando mientras escucho música, justo ahora esta sonando: Natural de Imagine Dragons.

Estas semanas han sido... raras. Mi vida hasta entonces se componía de: Ir al instituto, estudiar, salir alguna que otra vez con Alison, en la noche ver películas con mi padre, y así sucesivamente.

Hasta que un día de la nada aparece un chico guapísimo—más conocido como semidiós—en la biblioteca, me habló, consiguió mi numero—que por cierto, todavía no se como—me recogió de una fiesta borracha, dormí en su casa, nos besamos, fui a su entrenamiento de natación, me robó un beso, me llevo a una azotea para ver una película, me regaló una bolsa con chocolates, nos besamos bajo la lluvia...

Oh... y no olvidemos la cita.

Sí, una cita. Mi primer cita. ¡Esto es de locos!

Cuando ya estoy delante de la puerta, toco con los nudillos tres veces, un minuto después me abre un chico de ojos azules.

—¡Hola!—me saluda con un abrazo bastante largo.

—¡Hola Caleb!—también lo abrazo—¿Cómo estás?

—Bueno... estoy conociendo a alguien—suelta de golpe en un susurro, sin previo aviso mientras entramos a la casa.

—Noooo—habló en el mismo tono que él—Me lo tienes que contar todo.

—Tranquila, igualmente pensaba hacerlo.

—Buen chico—me rio—¿Está Alison?

—Todavía no.—dice—Vamos a mi habitación y te lo cuento mientras llega.

Subimos por las escaleras y caminamos por el pasillo hasta llegar a su habitación, entramos y nos sentamos en su cama.

—Dispara—le digo, ansiosa.

—Se llama Dylan, es guapísimo. Es un moreno de ojos verdes. Va a la cafetería todos los días y pide siempre lo mismo.—respira dramáticamente—Llevamos dos semanas hablando, está estudiando arquitectura y tiene una hermana pequeña Monísima.

—¿¡Moreno de ojos verdes!?—chillo—¡Pero que Partidazo te has conseguido!—le doy un empujón suave en el hombro.

—Si te pasas un día por la cafetería...—Y me empieza a contar todo sobre Dylan, de lo que han hablado y saben el uno del otro.

ÉL Y YO Where stories live. Discover now