—No entiendo a la chica esa—tensa la mandíbula—Primero te trata mal, luego flirtea conmigo delante de ti... y después nos felicita por la gran pareja que hacemos.

«Hacéis una pareja estupenda, eres la envida de todas las chicas»

¿Qué pretende con decirme eso? ¿La envidia de todas las chicas?  Vale, sí, Thom es muy guapo, —y por eso le digo semidiós...— también es un poco popular... Pero yo no pretendo ser la envidia de nadie...

—Bueno...—Thom interrumpe mis pensamientos—¿Has acabado ya?

La miro, todavía me faltaba un poco. Solo habíamos pedido algo de beber porque luego íbamos a cenar en su casa.

—Sí.

—Entonces, a la de tres salimos corriendo por la puerta.

¿Eh...?

—¿Qué dices? Hay que pagar...

—Vamos hacer un simpa, Jessica —mira a todas las direcciones posibles, atento.

—Pero...

Pues claro, no me deja terminar la frase porque grita solo para nosotros dos: tres.

Mierda...

Sin pensarlo mucho lo sigo, saliendo por la puerta—que por cosas de la vida está abierta—haciendo nuestra huida mucho más fácil.

Y ahí estábamos: Corriendo y riéndonos de la locura que acabábamos de hacer.

Thom empieza a correr tan rápido que yo aumento la velocidad para así estar a la par. Una vez a su lado nuestras miradas chocaron... y podría decir que me perdí en ella porque de la nada ya no estábamos ni la mitad de cerca de la zona comercial.

Comienzo a reparar el lugar, y sin mucho esfuerzo puedo ver que estábamos en "la zona alta" donde las casas ya no son "casas normales", sino más lujosas.

Observo a Thom un poco confundida, yo lo seguí en todo momento, así que él nos había traído hasta aquí.

—¿Que hacemos aquí?—quise saber.

—¿Sabes? Estas casas tienen piscinas.

Asiento, dándole la razón.

—Bueno—se detuvo delante de una totalmente blanca y deslumbrante—Que te parece si nos colamos en esta.

—Vale, vale... primero nos vamos de un lugar sin pagar.

—Ajá.

—Y ¿ahora quieres entrar en una casa que no es tuya?—pregunto— Eso se llama allanamiento de morada, por si no lo sabias—me cruzo de brazos.

—Lo sé.—menciona con normalidad.

—Y eso que yo soy la loca...—susurro.

—¿Que mejor que dos locos juntos?

Sin poder evitarlo recuerdo una frase de una de mis película favoritas...

ÉL Y YO Where stories live. Discover now