Parte 12

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Logan empujó la silla de Charles por la pequeña colina. Aquel era un día encantador, especial para pasarlo en el campo y, mucho mejor, para una cacería, como debía ser la tercera cita de cortejo, según la tradición. Sin embargo, era más que evidente que Charles no podía andar por los difíciles senderos del bosque, por lo que Lehnhserr había prometido que se las arreglarían. El beta no sabía que era lo que ese tipo se traía entre las manos, pero había visto que se tomaba tantas "molestias" por Charles, que no le quedaba más que ceder un poco y confiar en él. En realidad, últimamente, estaba cediendo demasiado.

—¿Estás bien? - preguntó, Logan, al ver las mejillas sonrojadas del omega y acomodó un poco más la sombrilla que había puesto en el sostén de su silla, para que el sol no le diera directamente.

—Un poco acalorado, pero no te preocupes- dijo y centró su atención en las personas que podían verse a lo lejos y que no parecían haber notado la presencia de ambos. Lehnsherr se hallaba pie mirando a sus hijos que parecían tener una discusión, mientras los sirvientes a su alrededor, dejaban bandejas con diferentes platillos en una mesa con mantel blanco.

De repente, el chico, Pietro, alzó la mano y la llevó a sus labios para pasar por ella su lengua, cosa que llamó, fuertemente, la atención de Logan, por lo extraño del gesto. Sin siquiera dudarlo un segundo, el chico llevó la mano hacia los cabellos de su hermana, los cuales peinó hacia atrás.

—¡Eres un asqueroso! - se quejó ella —¡Papá, dile algo!

—Solo te ayudaba con el peinado.

—Pietro- reprendió, Lehnsherr, acercándose un poco más hacia sus hijos —Deja en paz a tu hermana.

—Se ha estado lamentando de los cabellos que se le soltaban.

—¡Asqueroso! - volvió a quejarse ella y Logan sonrió divertido, sin poder evitarlo.

—Seremos parte de esto, mi amigo- escuchó que Charles decía y bajó el rostro para observarle sonreír radiante y esperanzado.

Logan hubiese deseado no hacerlo; tragarse las palabras y no dejar escapar su propio miedo de esa forma, sin embargo, había estado soportando en silencio por varias semanas y, al parecer, ese había sido su punto de quiebre.

—Lehnsherr te llevará de mi lado- dijo con amargura y al ver la sonrisa de Charles congelarse en su rostro, deseó retractarse de haber hablado sin pensar. Sin embargo, no hubo tiempo para nada más. Habían llegado a ellos y Lehnsherr se volteó feliz, a ver a Charles.

Habría tiempo para eso más tarde. Para hablar y aceptar que Logan era un simple sirviente y no tenía derecho a permanecer junto a Charles. Que a partir de su matrimonio con Lehnsherr, pasaría a pertenecerle y no habría nada que los ate. Nada que obligue a ese alfa a mantener al viejo tutor de su omega, junto a él.

—Sean bienvenidos- saludó el chico, mirando a Logan intensamente.

-.-

Se suponía que los alfas deben demostrar al omega que son capaces de proveerle alimentos, a pesar que en la época en la que están, solo basta el dinero (así son de ridículas las tradiciones) Entonces, se llevaba a cabo esa muestra de destreza, en la cual, los alfas deben dejar en claro su excelente puntería. Por ese motivo, la estrategia de Lehnsherr, de hacer que sus sirvientes arrojaran platos al aire, para dispararles, no estaba tan mal y le ahorraba a Charles el incómodo momento de dejar en claro que no podía recorrer caminos tan sinuosos para perseguirlo en semejante travesía. Logan iba a concederle el mérito.

Incluso el chico comenzó a participar, pero, a decir verdad, luego de un par de minutos, la cosa comienza a tornarse aburrida y Logan siente que podría dormirse, al contrario de Charles, que aplaude cada vez que dan en el blanco.

El arte del cortejoTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon