Parte 13

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Logan realmente había creído que el chico era un experto cazador. Probablemente, siendo él el hombre adulto, debió haber previsto que aquello no había sido más que una mentirilla piadosa e infantil, pero solo descubrió el engaño cuando ambos se hallaron corriendo para huir del venado. Pietro se había acercado demasiado despreocupadamente al animal.

El árbol detrás del que consiguieron ocultarse tenía el tronco lo suficientemente grueso para ambos. Tenían las respiraciones agitadas y trataban de normalizarlas con mucho esfuerzo. Logan asomó la cabeza y descubrió al venado como buscándolos, por lo que retuvo el aliento. El chico se apoyó sobre su espalda para observar también y llegó al olfato de Logan ese aroma tan fresco y agradable. Esperaba que el animal no diera cuenta de ello y que el mocoso no descubriera lo fuerte que latía su corazón en ese momento. Aunque, siempre podía decir que aquello era producto del miedo.

—¿Ya se fue? - preguntó el chico y Logan observó al animal alejarse.

—Sí, lo ha hecho- respondió enderezándose y deshaciéndose de la cercanía del muchacho. Volteándose a verle, lo observó sonreír... sus hoyuelos marcándose en sus mejillas, tan encantadores.

—Pensé que sabías cazar-

Pietro soltó una pequeña risilla que pronto se transformaron en alegres carcajadas que provocaron que Logan también riera, aunque había luchado por no hacerlo.

—Lo siento- se disculpó Pietro y continuó riendo.

—Está bien... Yo soy el adulto aquí. Se supone que no debería haberme dejado engañar- esbozó una pequeña sonrisa y pronto, el chico se le quedó mirando, antes de acercarse a él y besarle.

Le costó un poco al cerebro de Logan comprender lo que estaba pasando. El aroma del muchacho, tan fresco y atractivo, nublaba sus sentidos. Labios suaves se acariciaban con los suyos y una lengua tímida se abría paso por su boca. El contacto lo volvió todo vertiginoso. El estómago de Logan era un nudo de nervios y de extraños cosquilleos. Todo parecía dar vueltas y era cálido y pegajoso y su corazón latía y él quería más. Nunca antes se había sentido así. Quizás, eso fue lo que lo asustó y provocó que se separase del chico y terminara huyendo.

Ese no era el comportamiento de una persona de su edad. Debería haberse detenido y aclarar los tantos, decirle a Pietro que era mayor para él y que se olvidara de que pudiera existir algo entre ambos. Que pronto encontraría alguien de su edad y el viejo amargado en el que se había convertido Logan con los años, quedaría en el abandono, como si fuese un simple despojo. Pero no pudo, algo dentro de él se negaba a hablar... a renunciar a lo que estaba sucediendo.

No podía, no podía hacerlo. Mejor era huir.

Ni siquiera escuchó la voz de Pietro llamándole. Subió por la colina y al divisar la mesa del banquete que había dispuesto Lehnsherr para Charles, la imagen con la que se encontró, no le agradó para nada.

Aquel alfa ingrato se había aprovechado de su ausencia y se había sentado muy cerca del omega e incluso, se había permitido tomar su mano y acariciar con los dedos desnudos, la piel de la muñeca de Charles, justo donde sus guantes finalizaban. La chica, Wanda, estaba a varios pasos de ellos, hablando muy entretenida con uno de los sirvientes.

Logan sintió una punzada en el pecho y se volteó a ver por unos instantes a Pietro, quien le observó con una expresión algo culpable. En ese momento, Logan se sintió herido y traicionado.

Avanzando aún más rápido, se dispuso a dar fin a esa escena. Aquello era demasiado atrevimiento por parte de Lehnsherr y a Logan le importaba muy poco que estuviese dispuesto a casarse con Charles. Ambos aún eran solteros y el omega no había recibido ninguna propuesta por parte de ese alfa. El contacto, por supuesto, estaba muy mal visto.

Al parecer, sus pasos hicieron bastante ruido, porque ambos se voltearon a verle, pero Lehnsherr, aun así, se alejó lentamente de Charles, como si la presencia de Logan, le importase poco y nada. Eso provocó que el beta liberara un gruñido que apenas pudo retener.

—Señor Howlet me gustaría hablar con usted- dijo Lehnsherr, poniéndose de pie.

—En otro momento- contestó hosco, sabiendo que era lo que se avecinaba. Seguramente, Lehnsherr ya había hablado con Charles acerca del matrimonio.

—Logan, por favor- suplicó el omega mirándole con esos ojos grandes de cachorro, pero esta vez, eso no le funcionaría... Oh, no. Habían faltado el respeto a Logan como tutor de Charles, se habían atrevido a pasar por sobre su autoridad y eso no lo perdonaría tan fácilmente.

—Dije, otro día... Ahora, el señorito Xavier y yo debemos atender otros asuntos.

Charles miró preocupado a Lehnsherr, pero el alfa le sonrió con confianza.

—Que tengan un buen día – saludó, Logan aun disgustado y tomó la silla de Charles para llevárselo de allí, sin voltearse a mirar a nadie más.

Muchas gracias por todo- alcanzó a despedirse, Charles y pronto se alejaron del lugar.

A pesar de semejante escena, la sonrisa en el rostro del omega parecía iluminarlo todo. Eso alejo un poco las tinieblas de la furia de Logan.

El arte del cortejoWhere stories live. Discover now