𝖈𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 𝖉𝖎𝖊𝖈𝖎𝖓𝖚𝖊𝖛𝖊

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— Baba, baba, mira, mira — decía la pequeñita — Las luces del cielo.

— Las luces, mi amor, sí.

Seokjin caminó hasta la cama y se sentó frente al gran ventanal con las cortinas abiertas de lado al lado para que la poca luz nocturnal acabara.
La oscuridad estaba escondiéndose detrás de las montañas, para recibir la luz del sol dentro de unas horas. Pero, incluso a estas horas las luces boreales brillaban danzantes en el cielo.

La pequeña cachorro miraba impresionada, recargando sus manitas en el cristal, mientras formaba paño en el cuando respiraba por su boquita.

— Buenos días, omega — dijo el alfa volteándose un momento.

Hoseok alzó su rostro y le sonrió chiquito, mientras recargaba sus rostro en una mano y con la otra, cuidaba a su cachorro que amamantaba en estos momentos. El alfa se levantó para poder darle un beso a la cabeza y luego tomó a su pequeña en brazos.

— Apenas es el alba y todos están muy despiertos ya — dijo el omega — Dioses, yo quería seguir durmiendo por muchas lunas más — bromeó tallando su ojo.

— Es la primera hibernación de los cachorros — dijo el alfa — Eso me alegra. Han pasado por el manto de la Diosa Luna.

Retuvo un aullido de felicidad.

Seung era el cachorro más despierto, ahora se encontraba intentando gatear, mientras su hermanito Hyo era el que tomaba leche tranquilamente, con sus ojitos cerrados, mientras aferraba sus manitas a la camisa del omega.

El mes de la Gran Hibernación había terminado, los cachorros ahora eran más grandes que antes. Estaban por cumplir tres meses de edad, y Hoseok se preocupó al verlos más grandes que cuando su hija tenía esa edad.

Muy dentro de sí mismo, sabía que sus gemelos habían nacido como alfas puros.

Los pensamientos de la guerra lo invadían cuando pensaba en eso, jamás fue un fan o participe de ello, pero siempre le traía malestar a su cuerpo y dolor al corazón. Sabe que toda persona tiene un deber para con su reino, pero, los alfas puros son los que se llevan el peso duro.

¿Qué edad tendrían sus hijos cuando Seokjin les enseñe a portar un arma?

Pero, todo pensamiento colérico en su mente fue disipado cuando su alfa notó su pesar y empezó a producir feromonas para calmarlo.

— Hey, ¿Todo bien? — preguntó el mayor.

El castaño le miró y asintió.

— Estoy emocionado por este día — dijo el omega.

— Ah, ¿Si? ¿Por qué? — preguntó el alfa.

— Porque tus cachorros están más grandes que antes — dijo con una sonrisa — Trata de cuidar a estos tres lobos mimados.

𝐋𝐄𝐀𝐕𝐄 𝐓𝐇𝐄 𝐀𝐋𝐏𝐇𝐀 ᵏᵒᵒᵏᵛDonde viven las historias. Descúbrelo ahora