Ser una estudiante de secundaria, con diecisiete años encima, además de ir cargando con millones de libros gigantes, que al parecer, son de tu agrado no es tan malo, ¿verdad?, ¿qué pasa si te digo que esa pequeña gran estudiante de secundaria nunca...
Ni yo podía creer que esa persona hubiese llegado, nadie recorre éstas calles en la noche. ¡Es James! El chico nuevo de la escuela. Mi familia estaba atónita.
James: Me encontraba dando un paseo por este maravilloso lugar, y como encontré tu casa decidí visitarte por un buen rato. —Observó a mi familia con rostro de preocupante. —¡Oh lo siento!, ¿Interrumpí en algo?
Andrea: ¡Para nada! Sólo estamos cenando, una cosa común en toda una familia.
James: —Abrió sus ojos con sorpresa —¿Cenan a las siete de la tarde?
Andrea: No es tarde, aquí ya es noche —Lo corregí —Sí, mi familia así está acostumbrada.
James: ¿Por qué? ¿Acaso desayunan muy temprano? —Preguntó con inocencia.
En ese momento, mis padres comenzaron a reír con la contestación que James dio.
Sra. Schmidt: No cariño, no desayunamos temprano, comemos muy poco que es una cosa muy diferente.
¿A ustedes no se les hace incómodo que sus padres tengan una plática NO cortante con uno de sus amigos o compañeros?, ¡Porque a mí sí!
James: Yo igual desayuno, como y ceno muy poco, me gusta mantener en forma mi cuerpo.
Sra. Schmidt: Me alegra conocer a un chico que todavía se preocupe por mantener su físico saludable —Saludó a James de la mano. —Mi nombre es Kathy Schmidt y él es mi esposo Kent Schmidt —Mi madre señaló a mi padre con su dedo.
Sr. Schmidt: ¡Mucho gusto! —Saludó de mano a James — Am... ¿Y tú eres?...
James: ¡James! —Espetó — James Maslow, mucho gusto para mí también —Correspondió el saludo.
Andrea: Perdón si no se presentaron antes, pero aquí primero se platica y después se saluda.
James: Es una forma extraña para conocerse, debo admitir que es más cordial que en otros lugares.
De pronto, mi hermano llegó con una sensación de curiosidad de observar quién había tocado la puerta. No era nada nuevo que se comportara así, pues la curiosidad siempre le tiende a ganarle.
Kendall: —Alegremente, caminó hacia James con la mano derecha extendida.—¡Hola, amigo! Me llamo Kendall Schmidt, hermano mayor de Andrea, me agrada saber que das todo por venir a ver a tu chica.
James: —Sus grandes mejillas se coloraron —¡Perdón! Pero no es mi novia. Sólo somos amigos.
Kendall: —Rió de forma divertida. —¡Vamos amigo! No te hagas el inocente, yo sé que ustedes en el futuro serán algo más que amigos.
James: Yo no lo presiento, o bueno... ¡Quién sabe!
Cuando mencionó esa pequeña frasecita mi corazón comenzó a acelerarse de forma violenta. Mis manos temblaban de un lado a otro, y mi rostro comenzó a tornarse rojo tomate. No lograba controlar eso. James fue el primero en darse cuenta.
James: ¿Andrea, te encuentras bien?
Andrea: Sí, hace demasiado frío. Ya te acostumbrarás.
Aunque Kendall parezca un chico amable y de buen corazón, a veces puede irse demasiado al grano en una conversación. Lo cual en ocasiones me provocaba irritación y dolores de cabeza.
(...)
Después de tres horas de pura plática y risas, James tuvo que retirarse rápidamente hacia su casa, dándome de despedida un beso en mi cachete izquierdo. No sentí nada, ya que sólo fue un beso de amigos... Bueno, eso creí. En fin, pasó una semana y James seguía asistiendo a mi casa para ayudarlo con su tarea, algo extraño para mí, es muy inteligente. Cada día nuestra amistad fue creciendo más y más; Inclusive con mi hermano. Kendall y James de un momento dado a otro se hicieron buenos amigos. James comenzaba a caerme bien cada día. Se puede decir que ya somos mejores amigos. Es muy simpático, sus chistes no tienen absolutamente nada de gracia pero reíamos en cuanto mencionaba uno, así no lastimaríamos su autoestima.
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