𝖈𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 𝖉𝖎𝖊𝖈𝖎𝖘𝖎𝖊𝖙𝖊

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En unos momentos, los mismos soldados que salieron regresaron con una caja de madera gruesa, sujeta por palos de metal y la dejaron en el suelo.

— Silencio — demandó Yoongi — Mi madre solía decir que, la sabiduría hace a las personas más grandes. Pero, ya veo que a ciertas personas les queda pequeño.

Un alfa de una casa se levantó molesto, pero rápidamente, los soldados se pusieron frente a Yoongi para defenderlo de cualquier ataque, incluyendo a algún alfa de los presentes.

— Ábranlo — ordenó el omega.

Los soldados acataron sus ordenes y abrieron la caja. Lo que los mayores vieron eran inaudito, algo que... si no lo hubieran visto con sus propios ojos, seguirían tachando a Namjoon de mentiroso o blasfemo.

El cadáver de un lobo demonio que habían capturado solamente unas horas atrás antes de la llegada de los jefes y los sacerdotes. Lo atraparon a unos cuantos metros lejos del rio, mientras acechaba a un grupo que transportaba grandes cantidades de paja en una carreta. Los soldados actuaron rápido y lo atraparon; encadenándolo con cadenas por sus patas y cuello.

El lobo ya estaba debilitado, muy herido y apenas soltaba jadeos lastimeros. Empezó a hablar en lenguas extrañas, no suplicando ni pidiendo por su vida, pero, tampoco tenían idea por lo que pedía.

— Háganlo — ordenó de nuevo Yoongi — Ahora.

Los soldados alejaron al omega y protegieron a sus reyes, otros protegieron al resto de los presentes, y otros dos, atravesaron por los costados el cuello del lobo. Este soltó un chillido lastimero, tan lastimero que obligó a que los demás se doblegaran en sus piernas mientras tapaban sus oídos.

Tal y como habían narrado los soldados con sus propias palabras, seres putrefactos de aspecto "normal", que, cuando tenían cerca a su objetivo, atacaban sin piedad, y, cuando no lo lograban y morían, su piel terminaba desprendiéndose de los músculos, luego los músculos de sus huesos y su aspecto terminaba siendo más aterrador y deforme.

Los sacerdotes se empezaron a persignar y orar en voz baja, los jefes de las casas se pusieron alerta, enarcando sus cejas y mostrando sus colmillos a la criatura.
Cuando el lobo demonio dejó de dar su último aliento, la carne terminó de desvanecerse y el hedor a putrefacción rápidamente llegaron a las narices de los otros.

Los soldados rápidamente cerraron de nuevo la caja y se la llevaron hacia el patio de armas donde encenderían fuego para que no quedara ningún rastro del lobo.

— ¿Qué fue todo esto? — preguntó uno de los sacerdotes — ¿Qué clase de criatura blasfema era eso?

— Un lobo demonio — respondió Namjoon — No es mentira, estas... criaturas, han sido mandadas no solo para atacar a nuestro reino, sino, a las tierras de los lobos libres. Tememos que, lleguen a otros reinos antes de lo previsto.

— De hecho, señor... — empezó un soldado, pero Seokjin le gruñó bajo para que guardara silencio.

— ¿Qué es lo que pasa? — preguntó Namjoon. A lo que, sus ojos conectaron con los de Seokjin, quien lentamente negó con la cabeza y el alfa captó.

— ¿Qué pasa, niño? — exigió otro jefe — ¿Acaso no piensas hablar ante tu rey y ante nosotros?

— No es necesario — dijo Namjoon — Son otros asuntos.

— ¿Otros asuntos? — preguntó otro alfa — Ante esta calamidad, debemos estar informados absolutamente de todo.

Namjoon miró a Seokjin y luego al joven soldado. Seokjin agachó la cabeza y Namjoon apretó los ojos.

𝐋𝐄𝐀𝐕𝐄 𝐓𝐇𝐄 𝐀𝐋𝐏𝐇𝐀 ᵏᵒᵒᵏᵛWhere stories live. Discover now