D I E C I S É I S

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—¡Hola, Alison! Buen día, espero que tu mañana esté yendo espectacular.—habló con ironía exagerada. La nombrada rodó los ojos y tuvo intensiones de replicar algo pero la morena no la dejó.—Resulta que entraste al salón justo en la mitad de nuestro descanso de cinco minutos.

—Solo quería decirte que tu clase terminará antes.—declaró después de rodar los ojos.—Dentro de veinte minutos a partir de ahora...

—¡¿Qué?!—gritó.—Alison, ya van tres veces seguidas que me cortan la clase y este tipo de cosas ya vienen hace rato. ¿Ahora por qué se supone que me sacan tiempo?

—Kyle no puede...

—¡¿De nuevo?!—la interrumpió por segunda vez.—Mirá, con el chabon está todo re bien pero no es mi culpa que no pueda dar su clase completa. Encima ni siquiera son capaces de por lo menos tratar de darme unos minutos más después de que los chicos terminen la clase de baile. Y como si lo que dije no tuviera importancia y sí lo tiene, ustedes tienen el tupé de reprocharme cuando me atraso casi ni siquiera cinco minutos de clase. Pero siempre me cortan mis clases, ¿entendés? ¡esto así me parece que no da, Alison!

—¿Así que ahora la que va a decirme qué es lo que tengo que hacer vas a ser tú?—habló entrecerrado sus ojos y acercándose a paso lento a ella.

—Si es necesario, obvio que lo voy a hacer.—afirmó de igual manera.

—¡Quiero el ambiente calmado, mujeres, por favor!—pidió la voz de Clara mientras esta entraba al salón.

Antes de eso, un silencio tenso se había instalado sobre todos ellos. Los chicos parecían ser simples espectadores, viendo estupefacto aquella escena de las dos mujeres frente a frente mirándose fijamente y sin parpadear, y Danna se había quedado abrazándose a sí misma, debatiéndose entre decir algo para tratar de que la tensión en el ambiente sea menor o quedarse callada para que Alison no se altere a un más.

—Necesito que alguien me explique qué es lo que pasa ahora.—suspiró con pesadez como si estuviera cansada de aquel tipo de situaciones. Pero todos lo estaban.

—Me está diciendo que de nuevo me van a cortar la clase, Clara.—Un nudo se había formado en su garganta ante la impotencia con su voz sonando raposa, sintiendo sobre sí las miradas de todas las personas allí.—Y el problema acá no es exactamente ese, es que después no me dejan recuperar el tiempo perdido y eso es un atraso en la cosecha de los chicos.

—Lo siento, Maddie, pero no podemos hacer más.—le dijo con suavidad.

Las fosas nasales de la argentina se abrían y cerraban con rapidez, una de sus cejas alzada, sus labios fruncidos y su mandíbula tensa demostraban lo furiosa que estaba. Porque claramente, no era la primera vez que le hacían eso. Ni tampoco la segunda o la tercera. Fueron varias veces.

—Bueno, viendo que con esta discusión de mierda ya tiramos más de quince minutos a la concha de la lora…—comentó viendo la hora en su reloj de pulsera. Juntó sus manos al tiempo que daba media vuelta para mirar a sus estudiantes.—la clase termina ahora…

Sin mirar a nadie caminó hasta tomar su bolso –el cual descansaba en el suelo, cerca de los muchachos– y salió casi hecha una bola de furia hasta salir del salón maldiciendo internamente a todo aquel que se le cruzara por enfrente, principalmente a Alison y Clara, que poco a poco le iban cayendo peor.

Cuando Madison estaba enojada solía caminar con pasos largos, rápidos, firmes y ruidosos. Y esta vez no era la excepción. En menos de cinco minutos ya estaba en el sexto piso, sentada junto a la ventana de su habitación con su mandíbula apretada. Simplemente se cuestionaba internamente si Alison y el resto del equipo lo hacían adrede –si realmente lo único que querían era hacer cualquier cosa en su contra– o si lo que en realidad estaba contra ella era la simple casualidad.

FREEDOM|CNCO.Where stories live. Discover now