Capítulo 15: Dolorosos recuerdos

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Tan pronto como Kunzite nos dejó solos, Mamoru y yo comenzamos a cenar. Había algo en el semblante de ese príncipe que me causaba una gran tranquilidad, por alguna extraña razón que yo misma desconocía, era la primera vez que no le temía.

-¿Puedo saber por qué me miras de esa forma?- me cuestionó al darse cuenta de mi profundo análisis visual rompiendo con ello el incómodo silencio que rodeaba nuestro ambiente.

-¡Lo siento! ¡Discúlpeme!- fue la respuesta que di en medio de titubeos y una gran vergüenza mientras intentaba silenciar mi boca con algunos de los deliciosos alimentos que nos habían llevado.

-¡Eres muy graciosa!- Mamoru me expresó al mismo tiempo que dibujaba en su rostro una pequeña sonrisa.

-¡Y tú eres muy extraño!- atiné a decir haciendo que su alegre rostro se tornara serio.

-Serenity, con toda sinceridad quiero que me respondas algo ¿Que piensas de mí?- ante sus palabras me quedé helada. No sabía qué debía decir, o más bien, no tenía idea de cómo reaccionaría si escuchaba algo que no fuera agradable para él.

-¡Bueno... Pues... Yo...! No te conozco- creí que esa sería la respuesta más viable pero para mi mala suerte, Mamoru insistiría en conocer mi opinión sobre su persona.

-¡Por favor! Necesito que seas sincera conmigo- me suplicó.

-¿Por qué te interesa tanto saber lo que pienso?- le dije bastante sorprendida.

-Pues verás...- Mamoru se levantó del taburete sobre el que se encontraba y dió unos cuantos pasos hacia el balcón de la habitación para continuar su hablar mientras miraba hacia el oscurecido cielo. -Todas las personas a mi alrededor siempre me elogian y hablan de lo maravilloso que soy. No hay una sola persona en la nación o en sus alrededores que se atreva a hablar mal de mi, ya que si lo hacen, serán castigados con la muerte. En pocas palabras, aunque la gente no sienta agrado por mí, no se atreverían a decírmelo, pero tú...- Mamoru giró su cuerpo y se recargó en la barandilla quedando frente a mi y viéndome fijamente -...Tu eres diferente. Eres la primera persona que se revela a mis órdenes, eres la única mujer que se ha resistido a satisfacer mis deseos, y si te hice esa pregunta fue porque estoy más que seguro de que serás la primera que me dé una respuesta real.

-Es que... No creo que te guste mucho mi punto de vista- le hablé con un poco de nerviosismo, ya conocía a ese hombre en su faceta agresiva y no quería provocarlo una vez más.

Ante mis palabras, Mamoru nuevamente se dirigió hacia donde yo me encontraba, pero en esta ocasión, en lugar de sentarse en el taburete que ya había ocupado anteriormente, se colocó justo a mi lado, sobre la suave sábana de seda que cubría la cama. Ambos estuvimos quietos y en silencio durante algunos segundos hasta que de forma bastante sorpresiva, sujetó mi mano derecha entre las suyas y una vez más solicitó la respuesta a la pregunta que ya había realizado -Serenity, por favor, es muy importante para mí saber lo que piensas sobre lo que has percibido sobre este hombre que está frente a ti. Te aseguro que aún cuando lo que me digas no sea de mi agrado, no te haré daño; tu bienestar es algo que me prometí a mi mismo, y también a Kunzite.

Esas palabras me causaron más confusión de la que ya tenía, pues no entendía el por qué Mamoru la habría prometido algo así específicamente a su soldado; sin duda este lugar y estas personas estaban llenas de misterio.

Por un momento dejé ese pensamiento a un lado y me concentré en la petición de Mamoru; él me había hablado con tanta melancolía tanto en su rostro como en su tono de voz que de inmediato me hizo convencerme de que estaría a salvo.

-Pues no hay mucho que yo pueda decirte- comencé a hablar -pero por lo que me ha tocado vivir desde que nos conocimos, creo que eres un tirano- con esa declaración, el semblante de Mamoru cambió de melancólico a furioso, pero eso no me importó. Ese hombre me había solicitado una respuesta sincera y no estaba dispuesta a pedir disculpas por algo que él mismo había ocasionado.

EL PRÍNCIPE DE MEDIO ORIENTEWhere stories live. Discover now