- ¡Alba! cambia esa cara mujer – le dijo Laura llegando hasta ella y dándole un rápido abrazo - ¡qué no va a pasar nada!

- No estoy tan segura, la gente está muy alterada y tú misma has visto la cara de Nat. Creo que la han informado de algo serio.

- Bueno, no nos pongamos nerviosos – pidió Fernando – ya veremos cómo se desarrolla la mañana. Nosotros aquí no corremos peligro.

La pediatra se dirigió a la parte posterior del aparcamiento. Encontró a la detective dándole órdenes a sus hombres, a los diez agentes habituales se le habían sumado algunos efectivos más, en previsión de los enfrentamientos que se producirían con toda seguridad, para evitar el derribo. Eso sin contar con los alumnos de la academia que Isabel no sabía dónde colocarlos en un día tan complicado. No se fiaba en absoluto de ellos.

- Isabel – la llamó cuando comprobó que se quedaba un momento a solas - ¿puedo hablar contigo?

- Sí, dime, ¿qué pasa?

- Me ha llamado tu padre – le dijo sin rodeos.

- ¿Mi padre? – preguntó haciéndose la sorprendida. Hacía tiempo que esperaba algún movimiento en ese sentido, sobre todo, desde que Josema se lo confirmara - ¿qué quería?

- Dice que necesita hablar conmigo. Una charla amistosa, me ha dicho – repitió textualmente las palabras del comisario escudriñando con la mirada la reacción de la detective – tú... ¿no sabrás de qué se trata?

- No, no tengo ni idea – se apresuró a responder.

- Quiere verme hoy mismo – continuó con la sensación de que Isabel sí que sabía algo, aunque no le decía el qué – le he dicho que hoy iba a ser difícil, que estaba lo de los derribos y que no podía salir de aquí fácilmente.

- Y... ¿qué te ha dicho?

- Algo que no entiendo, por eso quería que me dijeras tú qué opinas – le explicó – me ha dicho que quizás mañana fuera tarde.

- ¿Tarde para qué? – preguntó sin comprender tampoco a qué podía referirse su padre.

- No me ha querido decir nada más – la miró con detenimiento e insistió - ¿seguro que no sabes de qué va esto?

- Seguro Nat – afirmó decidida a no mentirle – yo sabía que quería hablar contigo, pero no sé para qué.

- Isabel... - le dijo con tono de recriminación, creyendo que sí lo sabía. Las palabras de Elton acudieron a su mente, no podía dejar de pensar en ellas y en la posibilidad de que la detective estuviese jugando con ella.

- No lo sé, Nat, de verdad. He intentado enterarme, pero no ha habido forma.

- Todo esto no tendrá nada que ver con la obsesión que tienes de que te oculto algo, ¿verdad? – le preguntó recordando las últimas conversaciones con ella.

Isabel guardó silencio y la miró. Siempre había tenido a la pediatra por persona inteligente, pero que se fuese directa al clavo con tanta facilidad y que fuese capaz de unir cabos de aquella manera siempre la hacía sospechar de que Natalia ocultaba cosas que ella debería conocer.

- Nat... saber no sé nada... pero... aunque lo supiera... no estaría autorizada a decírtelo.

- Vale – dijo asintiendo con la cabeza y apretando los labios, entendiendo que iba a estar sola en el tema – al final te pones de su parte – le dijo mostrando la decepción que sentía y ratificando que Elton tenía razón – o... es que siempre lo has estado, ¿no es eso?

La ClínicaWhere stories live. Discover now