Capítulo 8

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La mañana comenzaba fría, apenas había rastros del Sol. Moonbyul pensaba que era un amanecer triste, como si el mundo fuera consciente de lo que iba a suceder.

Apoyó su mano en la ventana, apreció la vista desde allí. La casa de Solar es muy bonita, adornada con diferentes plantas y flores en su jardín delantero. Sonrío por lo inevitable, un jardín pequeño, pero se lograba apreciar las similitudes con el reino de piscis en cuanto al cuidado de los seres vivos, hasta los más pequeños.

—Vamos, nos esperan —anunció el espíritu de Piscis a las dos princesas —Yongsun, no olvides dejar las fuentes encendidas para los gatos.

Moonbyul tuvo que aguantar su risa. Claro que no podían faltar, los piscianos adoraban las fuentes y los animales. Al decir verdad, la nacida de capricornio estaba triste. A pesar de que sus vidas eran mentiras, vivían bien. Hasta el espíritu de Piscis se acostumbró a llamarla por su nombre humano y a decir una frase mundana, cuando quizás no vuelan a esa misma casa.

—¿Yongsun? —preguntó Dami al no recibir respuesta.

—Solar salió, dijo que no demoraba —contesto Moonbyul recordando al espíritu que ella se encontraba allí.

—Es verdad. ¿Ahora debo llamarla princesa Solar? —preguntó en tono bajo.

Moonbyul asintió. Dami se mostraba nostálgica mirando el lugar.

—Desearía que nos quedáramos aquí. Solo un poco más, lejos de esa guerra.

—Cuando todo termine, podemos volver —dijo la princesa capricornio creando esperanzas.

Dami sonrió con tristeza, negó suavemente con su cabeza.

—Cuando todo termine princesa, ustedes gobernarán sus respectivos reinos — dijo el espíritu mirándola a los ojos —así debe de ser.

Moonbyul frunció el ceño. Nunca había pensado en lo que pasaría después de la guerra.

¿Qué harían?

Los pensamientos de la rubia fueron interrumpidos por la puerta que se abría y mostraba a una pelirosada casi a punto de llorar. Corrió hacía ella sin pensarlo para abrazarla.

—¿Qué sucedió? — preguntó apresurada a la mujer.

Solar negó con la cabeza alejando amablemente a la contraría, limpió las pequeñas lágrimas con sus dedos.

—No es nada — dijo entre sollozos —solo di en adopción a mis gatos. Es una tontería, pero me duele, pensé que nunca los dejaría pero ¡Bom! Sucede que soy una princesa de otro mundo y no puedo cuidarlos.

Moonbyul tomó sus mejillas con ambas manos y secó las lágrimas con sus pulgares.

— No es una tontería. Es normal que te sientas así, siempre has tenido una conexión especial con los animales —dijo recordando a la pequeña Solar que siempre corría cuando algún animal zodiacal era lastimado o necesitaba ayuda.

—Extrañaba tus palabras de aliento —dijo la contraria con una sonrisa.

Esa sonrisa tranquilizaba a Moonbyul. Había recuperado a su princesa piscis sin duda alguna, estos gestos de cercanía ya no eran extraños para ellas y podía hacerlo con total libertad, lo extrañaba.

Ahora es consciente de algo más importante: Sin importar lo que pase en la guerra, quiere a la princesa Solar en su futuro.

(...)

Había un silencio abrumador en el auto de camino. Moonbyul notaba como Solar movía sus dedos entrelazados nerviosa. La rubia colocó su mano encima y los apretó con suavidad para sonreírle con tranquilidad.

Libro I Zodiac's KingdomWhere stories live. Discover now