SABOR DULCE AMARGO

CAPÍTULO 2 6

—¿Por qué no lo detuviste, Sakura? —el rostro del pequeño niño de hebras doradas palideció tanto como una hoja de papel. 

—Tú estás a salvo, Satoru. Eso era lo importante para mí y Naruto. —Sakura estaba curando a su amigo, Sasuke no había medido ninguno de sus ataques y le había roto dos costillas a Naruto.

—No lo entiendes, Sakura, no lo entiendes. Ese jarrón era el tesoro del país del fuego, mi tesoro, parte de mí. —Naruto prestó más atención, ese niño ya no parecía decirlo como un vago capricho, su mirada cargada de miedo e incertidumbre le decía que los del palacio escondían algo en ese jarrón.

—Habla claro, Satoru. ¿Qué se llevó Sasuke? —Satoru se tocó el pecho, respirando con dificultad, parecía que le estuviera por dar un ataque de ansiedad o de pánico.

—¡Tienen que ir por él y traerlo antes que esos ninjas logren abrirlo! Ese jarrón contiene algo que mi padre conectó conmigo al nacer, es... la nueva creación del país del fuego para crear varios jinchurikis... 

El rostro de Naruto adquirió un semblante de enojo, ¿cómo era posible que un padre usara de experimento a su hijo para algo tan rastrero? ¿Nuevos jinchurikis? Para hacerlos sufrir lo mismo que vivió él.. ¿para que los vieran como monstruos?

—¿Qué pasará si abren el jarrón, Satoru? —Ante la pregunta de Sakura el rostro antes brillante de Satoru adquirió una expresión sombría.

—Yo moriré, Sakura y nadie podrá controlar a la bestia, será un completo desastre porque la bestia está furiosa con el país del fuego, lo destruirá por completo, deben de evitarlo, porfavor.

Los ojos de Sakura se abrieron tanto como pudieron de la sorpresa y la carga que había tenido que soportar Satoru desde que nació y como ocultaba todo ese temor bajo una actitud engreída.

—¡Lo recuperaremos, Satoru! Tennos confianza, en Sakura-chan y en mí, traeremos de regreso ese jarrón y... —Naruto intercambió una mirada con Sakura solo para confirmar que a ambos habían pensado en lo mismo —Y te llevaremos de vuelta a Konoha.

—Mi padre no se los permitirá...

—Lo que está haciendo tu padre puede desatar la cuarta guerra ninja y le puede ir muy mal al país del fuego si los demás países se hacen aliados al enterarse que estuvieron creando nuevas armas para tomar el poder en un aparente tiempo de paz. —Naruto asintió a las palabras de su compañera y se preparó para salir detrás de Sasuke una vez ya curado por Sakura.

—Llévenme con ustedes entonces. 

—Es muy peligroso, Satoru, nos enfrentaremos a los ninja que antes viste más otros que son más sanguinarios y... solo estamos Naruto y yo, no creo que podamos protegerte completamente. —A Satoru le temblaron las piernas por las palabras de Sakura, él ya había tenido en cuenta eso, pero esperó que el torpe de Naruto los cuidara a ellos con sus clones de sombra y Sakura lo cuidara personalmente.

—Yo... Yo también puedo defenderme un poco, tengo una parte jinchuriki la cuál controlo un poco. ¡Además! Si me dejan aquí, mi padre no permitirá que me vuelvan a ver, mucho menos regresar con ustedes a Konoha y si intentan algo, serán tachados de traidores en todo el país del fuego y sus cabezas tendrán recompensa por querer raptar al hijo del señor feudal.

—Sakura-chan, llévalo, yo trataré de crear cientos de clones de sombra cuando estemos cerca de Sasuke.

La kunoichi asintió y montó a Satoru en su espalda antes de salir a toda velocidad desde la punta del castillo.

—¡Puedo sentir el jarrón! No están tan lejos, están a 900 metros de aquí.

—Que raro, están yendo lento...