CAPÍTULO 0 6

4.5K 452 117
                                    

Esta vez habían tenido suerte, todos esos hombres que los emboscaron, no creía que fuesen muy  inteligentes, ni mucho menos fuertes, incluso podía afirmar que el equipo de Konohamaru, de tan solo tres ninjas, eran más fuertes que los más de cien sujetos a los que derrotaron.

Por lo menos ninguno de ellos sospechaba que Satoru era el hijo del señor feudal, pero minutos después de derrotarlos, tanto Naruto como ella habían sentido chakras que los rondaban.

—¿Tú también lo puedes sentir? —le había susurrado para que el niño no se alarmara

—Sí, no parecen moverse, ¿qué hacemos? 

—Tal vez no quieren atacarnos, en cualquier caso, estemos alertas 

Y desde ese momento, Satoru viajaba en la espalda de Naruto, ya no se quejaba tanto por las incomodidades que pudiera tener, eso era bueno, pero también estaban esos chakras, solo estaban unos metros atrás que ellos.

Ninguno de los dos era un ninja sensorial, aun así sabían que los ninjas que estaban cerca de ellos, no eran como los anteriores, a pesar de la distancia podían sentirlos.

Miró preocupada a su amigo, de ser necesario pelearían, pero Satoru se había quedado profundamente dormido del cansancio que le provocó estar todo el camino hablando con Naruto sobre cualquier cosa.

A cada hora que pasaba se inquietaba más, ya era casi la hora del almuerzo y esos chakras no parecían tener intenciones de irse.

—Naruto —lo miró y él comprendió, pararon sutilmente y el Uzumaki hiso un clon de sombra, justo en ese momento todo rastro de los chakras se esfumaron, no se alejaron, simplemente de un momento a otro, ya no estaban.

Aquello inquietó más a los ninjas. Temían que los fueran a emboscar, tal vez los que los seguían, tenían conocimiento del niño que estaban escoltando.

Se podía sentir la tensión en el ambiente.

—¿Mamá? —Satoru, adormilado, al sentir el cambio en los movimientos de la espalda donde él estaba recostado, se levantó frotando sus ojos para acostumbrarse a la luz del ambiente.

—Creo que es buen momento para almorzar —no quiso alarmar al niño

—Sí, yo ya tengo hambre, ¿tú no, Satoru? —le sonrió al niño, que aún parecía no comprender del todo lo que pasaba por lo que asintió somnoliento.

.

.

.

.

.

—Yo también ya tengo hambre Sasuke, dejemos de espiarlos —refunfuñó Suigetsu tocándose su estómago que gruñó al pensar él en comida

—Hump —no había querido perderlos de vista, por lo que, además de que parecían tener el mismo destino, se había mantenido alejado un par de metros, no podía verlos, sin embargo, para eso estaba Karin que le informaba de cualquier cambio de movimiento de sus compañeros.

La pelirroja también lo miró extrañada, desde su obsesión por aniquilar a su hermano mayor, nunca había visto a Sasuke tan interesado por alguna persona, desde hace ya casi tres horas atrás, en instantes él se paraba para consultarle a que distancia estaba cada uno de los chakras de los integrantes de la familia que habían visto.

Incluso, cuando le avisó, que probablemente ellos se habían percatado de sus presencias, Sasuke le ordenó ocultar sus chakras con su habilidad.

Lo hiso, pero sentía una molestia, ¿por qué sentía que el pelinegro conocía más de lo que quería admitir a los jóvenes que habían visto?

Y eso no era todo, también ella tenía esa sensación de haberlos visto a ambos antes, trataba de recordarlo, solo los asociaba con la vez que un escuadrón de Konoha intentó traer de regreso al Uchiha a la Hoja.

—Se han detenido —informó Karin

—Alto —todos se detuvieron por la orden del pelinegro —Apresúrense en comer.

—¡Si! —el peliblanco festejó al momento de sacar de su mochila algunas latas de comida que había llevado con él de la última aldea en la que habían estado.

Vio de reojo a sus subordinados, antes de acercarse un poco más a sus antiguos compañeros, no tenía apetito, lo que deseaba ahora era verlos, quería escuchar que ellos no eran los padres de ese mocoso, o que incluso que fuera el hijo de Naruto, pero no de Sakura.

¿Por qué no de ella? No lo sabía, pero eso anhelaba escuchar.

A una distancia que consideró que era la adecuada los observó.

¿No te gustan los tomates, Naruto?

Son desagradables, no sé como pueden comerlos

¡Yo tampoco los soporto!

Deben de comer tomates, es bueno para la piel

No pudo evitar pensar que ese niño se parecía al otro idiota rubio, pero, ¿cómo no les va a gustar los tomates?, ¿qué les pasa?

Los miró por unos cuantos minutos más, no veía nada raro, no escuchaba lo que él deseaba oír. Lo había decidido, esa noche le haría una visita sorpresa a la chica que en este momento veía.

Había cambiado, se veía diferente a la última vez que la vio en la guarida de Orochimaru, sintió un impulso por sentirla cerca suyo, una corriente eléctrica recorrió su espada al verla agacharse para recoger su mochila.

Sacudió la cabeza para retirar su vista de la parte trasera de Sakura, ¿en qué estaba pensando?


SABOR DULCE AMARGODonde viven las historias. Descúbrelo ahora